
Filosofía subyacente
1.- Parte de la idea de que el ser humano necesita un lazo afectivo estructurante, que le dé contención, seguridad y dirección.
2.- Asume que el vínculo no puede ser neutral, sino intencionalmente orientado hacia el bien del otro, como lo hace una figura paterna que guía y sostiene.
3.- Se inspira en la antropología existencial[ii]: el hombre no es solo libertad, también es vulnerabilidad, y necesita vínculos que lo encaucen.
Fundamentos psicológicos y filosóficos
2.- Filosofía personalista
[v](Mounier,
Buber, Marcel): la persona se constituye en la relación yo-tú, y el vínculo
paternal representa un tú que protege y orienta.
3.- Fenomenología hermenéutica [vi](Heidegger,
Ricoeur): el ser humano necesita un horizonte de sentido y guía para existir
auténticamente. El terapeuta, en este paradigma, funge como acompañante
paternal que ayuda a interpretar la vida.
4.- Ética del cuidado (Gilligan, Lévinas)[vii]:
el vínculo positivo se enmarca en la responsabilidad hacia el otro, no en
control opresivo. El dirigir se entiende como orientar, no dominar.
Diferencia con otros enfoques
2.- Frente a una terapia meramente técnica o cognitiva, se centra en la dimensión afectiva y formativa del vínculo como base del cambio.
3.- Frente a una visión autoritaria, plantea un paternalismo benevolente: firmeza unida a cuidado, dirección unida a respeto.
El “Vínculo positivo dirigido” se sostiene en:
1.- Humanismo existencial-personalista[ix]: la persona se construye en relación y necesita dirección afectiva.
2.- Psicología del apego[x] y de las relaciones objetales[xi]: el vínculo reparador es la base de la seguridad interna.
3.- Ética del cuidado: el terapeuta se compromete con el bienestar del otro, asumiendo responsabilidad afectiva y moral.
Este paradigma se sustenta en una filosofía
humanista-personalista y de cuidado, con raíces en la fenomenología existencial
y en la teoría del apego. Su esencia es que el vínculo terapéutico no es
neutral ni frío, sino afectivo, protector y orientador, como un padre que guía
con firmeza y amor.
FRONTERA DEL PARADIGMA
Hablar de la frontera del paradigma “Vínculo positivo dirigido” dentro de la terapia paternal implica señalar dónde empieza y dónde termina, es decir, cuál es su campo legítimo de acción y cómo distinguirlo de enfoques cercanos o de posibles distorsiones.
En qué consiste la frontera del paradigma
La frontera es el límite ético, filosófico y técnico que define lo que es un vínculo positivo paternal y lo que deja de serlo.
1.- Por dentro de la frontera: el terapeuta ejerce un rol paternal en sentido afectivo, protector y orientador, respetando siempre la dignidad y autonomía del paciente.
2.- Fuera de la frontera: cuando el vínculo se transforma en autoritarismo, manipulación, dependencia dañina o imposición de valores personales que anulan al otro.
El vínculo positivo dirigido implica:
Afecto con dirección: el terapeuta sostiene emocionalmente y orienta con claridad.
1.- Protección y seguridad: el paciente percibe al terapeuta como un “continente” confiable, semejante a la figura de un padre bueno.
2.- Direccionalidad ética: la orientación no es arbitraria, está fundamentada en el cuidado, la responsabilidad y el bien del paciente.
3.- Intencionalidad positiva: todo acto del terapeuta busca construir, no someter ni restar libertad.
Se distingue que no corresponde a este paradigma cuando aparecen:
1.- Paternalismo autoritario: el terapeuta sustituye al paciente, anulando su voz o imponiendo su voluntad.
2.- Neutralidad fría: ausencia de dirección y afecto; esto se aleja del sentido paternal.
3.- Dependencia enfermiza: el vínculo se torna en atadura, impidiendo la autonomía futura.
4.- Manipulación ideológica o personal: usar el rol paternal para transmitir valores o creencias personales como si fueran verdades incuestionables.
5.- Desbordamiento de límites profesionales: cuando el terapeuta cruza a una relación que deja de ser terapéutica y se vuelve intrusiva.
1.- Correspondencia con el paradigma: cuando el paciente experimenta cuidado, guía, contención y, al mismo tiempo, siente que se fortalece su autonomía y confianza.
2.- No correspondencia: cuando el paciente siente anulación, miedo, dependencia excesiva, manipulación o cuando el vínculo se centra en el terapeuta más que en el paciente.
La frontera del paradigma “Vínculo positivo dirigido” se define por un delicado equilibrio:
1.- Dentro: dirección paternal positiva → cuidar, orientar, contener, empoderar.
2.- Fuera: autoritarismo, neutralidad fría o manipulación.”
[i] La filosofía humanista-relacional es un enfoque
que combina los principios humanistas, los cuales enfatizan la dignidad, el
valor y la autonomía del ser humano, con la comprensión de la existencia humana
como inherentemente relacional, es decir, como seres que se desarrollan y
encuentran significado en sus interacciones y vínculos con otros y el mundo. Se centra en el desarrollo del potencial humano en un
contexto de apoyo mutuo y conexión, promoviendo el autoconocimiento, la empatía
y la responsabilidad dentro de las redes sociales y comunitarias.
[ii] La antropología
existencial es un campo
que aplica las ideas del existencialismo para comprender al ser humano en su
totalidad, enfatizando la libertad, la responsabilidad, la conciencia de la
propia existencia, la búsqueda de sentido y el significado individual, y la
comprensión de la condición humana en sus distintas dimensiones. Este enfoque se centra en la experiencia subjetiva del
individuo y en cómo las personas construyen su identidad a través de sus
acciones y relaciones en un mundo lleno de contradicciones y desafíos, como la
muerte.
[iv] Psicoanálisis de las realciones objetales. El Concepto central en el psicoanálisis que describe la forma en que las personas internalizan sus experiencias tempranas con figuras significativas (los "objetos") para formar su sentido de sí mismas y sus patrones de relación con otros. Esta teoría enfatiza que la personalidad y las dinámicas relacionales adultas se basan en cómo los individuos perciben y actúan hacia los "otros", tanto externos (reales) como internos (imaginarios), moldeados por el apego y la regulación emocional durante la infancia.
[v] Filosofía personalista. Corriente de
pensamiento que sitúa a la persona humana en el centro de la reflexión ética y
antropológica, enfatizando su valor intrínseco, su libertad, su carácter social
y relacional, y su trascendencia. Surgió en el período de entreguerras del siglo XX, en parte como respuesta
a crisis sociales y ideológicas, y busca promover una visión de la persona como
fin en sí misma, en lugar de ser reducida a un objeto o un medio.
[vi] Fenomenología Hermenéutica. Busca comprender
e interpretar la experiencia vivida, revelando cómo las
personas dan sentido a su mundo.
[vii] Ética del cuidado. Es una forma de entender la moral que pone en el centro la responsabilidad hacia el otro,
la empatía y la atención a las necesidades concretas de las personas. No se
trata solo de cumplir reglas, sino de cuidar y responder al otro con sensibilidad y
compromiso humano.
[viii] Neutralidad psicoanalítica. Su propósito es mantener un espacio seguro y objetivo,
donde el paciente pueda expresar libremente sus pensamientos y emociones para
favorecer la comprensión y el proceso terapéutico.
[ix] Humanismo existencial personalista. Es una corriente que afirma la dignidad y libertad de la persona,
resaltando su capacidad de elegir y dar sentido a su vida. Combina la mirada existencial
(responsabilidad ante la propia existencia y búsqueda de sentido) con la visión
personalista
(la persona como ser único, relacional y con valor intrínseco).
[x] La psicología del apego
estudia cómo los primeros vínculos afectivos (especialmente con los cuidadores)
influyen en la seguridad emocional y en la manera de relacionarse a lo largo de
la vida.
[xi] Relaciones objetales. Se centra en cómo las experiencias tempranas con esas figuras
significativas (los “objetos internos”) quedan grabadas en la mente y modelan
la forma en que la persona percibe, siente y se relaciona con los demás.