Terapia Paternal (2 de 4)

 II

Las técnicas y estrategias a utilizar ayudan en el aprendizaje de nuevas habilidades, el cambio de patrones de comportamiento disfuncionales; así como el crecimiento personal para el logro de la adultez y la resolución de conflictos internos o interpersonales.

El “Programa de Reeducación para Jóvenes Traviesos”, en donde se aplica la Terapia Paternal tiene una duración de un año por cada una de sus 5 etapas, aunque puede variar según las necesidades individuales. Las sesiones se programan regularmente y se establece una frecuencia adecuada para mantener el progreso terapéutico.

A lo largo de la terapia, se evalúa el progreso del reeducable y se realiza una revisión periódica de los objetivos y la efectividad de las intervenciones. Esto permite ajustar el enfoque terapéutico según sea necesario y asegurar que la terapia esté siendo beneficiosa para el reeducable. Este tratamiento para adolescentes y jóvenes, de hogares monoparentales, ha sido validado por el estudio de casos, durante más de 50 años, examinando el progreso de los individuos que lo han recibido.

La Terapia Paternal es una herramienta desarrollada por el psicólogo clínico dominicano Yorik Rafael Piña, basada en más de 50 años de observaciones sobre el comportamiento de niños, adolescentes y jóvenes. Esta terapia se enfoca en aquellos que muestran conductas desadaptativas, así como su proclividad al delito y consumo de sustancias psicotrópicas, por una formación inadecuada o falta de la presencia del padre.

La terapia se construye sobre tres elementos principales: la confianza, el fortalecimiento de la estima personal y la protección brindada por el terapeuta como figura paternal. La confianza se establece en la primera etapa del programa, fomentando una amistad sincera entre el terapeuta y el reeducable. El fortalecimiento de la estima personal se logra a través de ejercicios y actividades que promueven el crecimiento mental y la participación en actividades positivas.

La protección es un aspecto crucial de este tratamiento y se enfoca en brindar seguridad al reeducable. Se destacan cuatro componentes de la protección: oferta de tiempo en calidad, oferta de esfuerzo para satisfacer necesidades, cuidado (disciplina de las consecuencias) y oferta de afecto de amor. Estos elementos permiten crear un ambiente seguro y afectuoso para los adolescentes y jóvenes, fomentando su desarrollo emocional y su bienestar general.