Por Yorik R. Piña
Psicólogo Clínico
Presidente de la Fundación Amgios Del Mundo Inc.
Durante el día de ayer, recibí 2 pequeños pacientes, muy pobres, de 13 y 14 años. El primero con su abuela (conserje de una escuela) y su madre, que según su versión lo habían expulsado de la escuela donde estaba y que, por esa razón, está amaneciendo en la calle (La abuela mitió).
La madre del otro jóven de 14 años (de muy pocos recursos y ofrece un poco más de la tercera parte de su salario para el pago de su colegio) nos comentó que es madre soltera y que tiene que decirle las cosas varias veces a su hijo. Que tiene que luchar para que haga las tareas escolares y otras quejas que son normales en todos los adolescentes.
El jóven nos comentó sobre las actividades escolares y como estudiaba. Le recomendé algunas acciones para que le rinda más el tiempo, a la hora de hacer sus tareas. Es un muchacho sano, obdiente, respetuoso; pero hijo de madre soltera y quedamos en que vamos a administrar mensualmente el programa de crecimiento personal para que tenga un crecimiento personal sano y evitar vicios y otras conductass desadaptativas.
Muy temprano de la mañana llamé a
la Dirección General de Educación Básica en Santo Domingo, buscando soluciones
para el niño que supuestamente habían expulsado de la escuela. Me dieron
instrucciones sobre que hacer y procedí a visita la Regional de Educación de
Barahona. Conversé con algunos miembros del departamento de orientación y se
mostraron confundidos con una expulsión que están ignorando. Me recomendaron
ver la Directora del Depto de Orientación del Distrito Escolar.
Esta funcionaria, muy bien
preparada, inicia la investigación de la supuesta expulsión del niño y supe que
no hubo tal expulsión, sino que el niño abandonó la escuela hace un par de
años.
Naturalmente que el Distrito Escolar
le está buscando solución al problema..
Resuelto el primer problema me dirijo
a la escuela del jóven de 14 años. Conversé con la Directora del plantel. Quede
gratamente sorprendido de la manera que se imparte docencia. El esmerado
cuidado con sus alumnos y la manera en que se modifican las conductas.
Salí a las 11:30 del Colegio y me
dirigí a la compañía EPS a pagar el segundo envío de abejones para peluqueros
que hiciera José Manuel Matos (Chiquitín) desde Texas para ser utilizado por otro de los jóvenes en
programa, a los fines de que gane el pan con el sudor de su frente y no con el
de la frente ajena.
Como era tarde me dirigí a un
comedor cercano al malecon para el almuerzo y coloque la caja con el abajón a
mi derecha y me senté a la izquierda. Me sirvieron arroz, habichuela negra y
carne de pollo y les reclamé que yo había pedido habichuelas rojas y rechazé el
almuerzo. Me dirigí a la puerta de salida. A los 5 minutos reparo en que olvidé
la caja con el abejón en el comedor. Me devuelvo a buscarlo y me dicen que yo
no llegúe con ninguna caja. Inmediatemente pensé: la robaron como un castigo
por devolver el almuerzo.
Fui a la Policía a poner la
querella y me recibió el encargado de DICRIM e inició las primeras
investigaciones. Me llevaron al lugar en el vehiculo de la Policía y entraron
al comedor a hacer las pesquizas. En el lugar hay cámaras y el dueño alegó que
estaban dañadas. No apareció el abejón.
El encargado del DICRIM me expresó
que si deseo puedo confirmar la querella o dejar eso así.
Pensé: Vale la pena ir a un
tribunal para esos fines?
La sociedad está muy dañada. De
cada 100 personas que circulan en la calle , una padece de psicopatía. Esas
estadísticas me persuadieron a mantenerme alejado de esas discusiones legales
que no van a llegar a nada, sino hacerse daños.
Que a las empleadas de ese
comedor les haya salido bien el robo, es un “refuerzo” para que lo hagan, nueva
vez, con cualquier otra persona que llegue a visitar ese comedor que está muy
cercano al malecon. Quizá entonces paguen tanto el nuevo robo como los viejos
que han realizado.
Llegue a mi casa con mucha hambre
a las tres de la tarde, cosa que no acostumbro.
Un día difícil
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