Praede Olivero nos está adiestrando sobre algunas cosas que no entendemos sobre como se manejan en la justicia dominicana.
Alguien cometió una travesura. Las autoridades policiales, como es sabido, recogen a todo el que alguna vez haya tomado algo que no es suyo, aun sea un pollo a su propio padre. (Algo que no estoy de acuerdo. En pleno siglo XXI hay técnicas para investigaciones muy certeras.) Estaban dándole carrera a los traviesos que aparecen en la foto.
Todo se está aclarando. Conversamos con el titular de la fiscalía de Barahona, con el Gobernador Provincial, al través de Vitico Terrero, quien le llamo y coordinó el encuentro y por último visite el tribunal. El Juez Máximo Matos, presidente del tribunal civil y administrativo intervino en el asunto y por fin, los muchacho insertos en el programa están de regreso a sus casas.
He percibido asuntos que no entiendo en la justicia. Tuvimos una conversación con Praede Olivero, abogado que sabe de todo y demás Coordinador de Barahona 3 en la provincia y me dio luces de cuales eran las circunstancias en las que sucedían algunas cosas que no entendía y que todavía entiendo poco; pero ya aprenderé.
El Gobernador Peña Rubio está coordinando una entrevista con el General de la Policía con asiento en Barahona para algunas coordinaciones necesarias para que el programa camine como debe. Esa entrevista está programada para el día martes de la próxima semana. Las carreras que le den a los que están recibiendo el programa de reeducación, definitivamente atrasa la eficacia del mismo y lo pone lento. Cuanto más esto ocurra, mas lentamente se verán los resultados y, en algunos casos, podrían abandonarlo.
Una de las características de esta actividad formadora es la protección. Proteger a un niño o adolescente es darle:
tiempo: conversar sobre sus intereses dejando los nuestros de lado es ayudarles a levantar la estima
esfuerzo: es la percepción de que se gastan energías para lograrles felicidad y bienestar en general
cuidado: es premiar y castigar, entre otras cosas y
corazón: es la percepción de que tu alegría alegra y tu tristeza entristece. Es darse a cambio de nada, entre otras cosas.
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