Gracias al Dr. Antonio Méndez y el Dr. José Rafael Campos Navarro que, sin proponérselo, fueron quienes impulsaron, en ese momento, el arte, la cultura y el movimiento clubístico en Barahona
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Por:Yorik R. PiñaEn el año de 1956 se presentaron en el “Teatro Ercilia” tres obras de Teatro que me marcaron el gusto por esa actividad de las bellas artes. Recuerdo 2 de ellas: “El Último Instante”, de Manuel Rueda y la comedia “Un Espíritu Burlón” del británico Noel Coward en la que tuvo una actuación extraordinaria la actriz dominicana Aurea Juliao.
Yo tenía, en 1956 12 años por lo
que no me permitieron asistir a “El último Instante” (Era no apta para
menores), pero si pude disfrutar de la espectacular comedia “Un Espíritu
Burlón”. De esa experiencia nació mi amor por el teatro. Dos años más tarde, en
agosto de 1958 se celebra la Semana Aniversario del “Palacio Radio Televisor La
Voz Dominicana” que para la ocasión se presentaban gran cantidad de artistas de
muchos países, principalmente del hermano país mejicano. En esa ocasión se
presentaba, diariamente, el ventrílocuo Paco Miller y su muñeco Don Roque. Como
en mi casa no había televisión me trasladaba al hogar de don Amadito Victoriá,
el padre de Héctor Tomás Victoriá Peguero (El Javish del Conjunto Quisqueya)
para ver la Semana Aniversario.
La curiosidad propia de los niños
y adolescentes, me hizo entender, que yo podría ser capaz de hacer eso y, ni
corto ni perezoso, tome una muñeca de mi hermana Milagros, la más pequeña,
corté el lado inferior de la cara para lograr el movimiento de la mandíbula y
la sustituí por un trozo de madera con gomas elásticas de oficina, sujetadas
por la barra de los ojos de la muñeca y una cuerda que pasaba por el cuello y
llegaba hasta mi mano derecha para moverlas con golpes de silaba como me
enseñaron en la escuela. Coloque con pegamento la cabellera de la muñeca de mi
hermana en la cara, simulando barba y sobre todo en la tablita que hacía de
mandíbula la que movía con cada silaba que pronunciaba.
Para probar si yo podía lograr lo
que Paco Miller hacía y para ocultar mi fracaso, si es que lo había, me dirigí
al fondo del patio de mi casa en la Uruguay 33 y me encaramé en la empalizada
de la Viuda Batista, madre de Toño, mi amigo de infancia y en el patio estaba
mi testigo del éxito o fracaso de mi osadía infantil: mi amigo Wander
Lagares. Con dos jalones a la fabricada
mandíbula del muñeco, todavía en desnudez, se oyó un HOLA WANDER. Y mi amigo
asombrado expresó a todo pulmón *El diablo, ese muñeco habla” Pero Yorik, ¿tú
eres brujo?
Después de mostrar a los miembros
de mi familia mis habilidades como ventrílocuo, mi tía Ela me expresó: “Tenemos
que vestir el muñeco y tomo un abrigo que guardaba en su armario y que nunca la
vi usándolo y confeccionó un frac para el que sería mi compañero durante un
tiempo “Don Fulgencio”. Y cuando vistió el muñeco me dijo: El abrigo que usamos
para confeccionar el traje de este muñeco era de María Montez. (Mi madre y mis
10 tíos y tías eran primos hermanos de África María Gracia Vidal).
En esos días hubo un gran revuelo
en mi familia. Don Homero León Diaz, visitaba Barahona pues estaba casado con una de las hijas de don Yussepe Cavallo para que me vea porque “ese muchacho es habilidoso". Tenemos que buscar la manera
de mandarlo a la capital para que lo vean” "Vamos a la capital a buscar a Paco
Miller” "Vamos a escribirle a Petan Trujillo”. En esos días tambien estaba en Barahona
Porfirio Dante Castillo (Popy), casado con una prima de mi madre e
inmediatamente le dijo a mi madre "prepáralo que me lo llevo para la
Capital". Llamaron a mi padre a San
Cristóbal para que me reciban y emprendí el viaje con Dante Castillo.
Como era agosto Popy me llevo a
la capital. Mi tío, Vinicio Feliz, me recibió en su hogar de la calle Bohechio.
Dante Castillo me buscaba todos los días y me llevaba donde su amigo Miguel Ángel,
en la calle Las Carreras, en ciudad nueva, donde almorzaba y otras veces en la
casa del Cantante Armando Recio que también era su amigo.
Dante Castillo era como mi
representante. A diligencias de él me contrataron por 40 pesos para animar un
cumpleaños. Más adelante me consiguió otro contrato por 40 pesos para una
presentación en el Zoológico situado en la Av. Bolívar. Me llevaba
frecuentemente al programa de aficionados en el estudio María Montez de “La
Voz Dominicana”, conducido por uno de los mejores animadores de la época,
Francisco Grullón Cordero. Con frecuencia quedaba en primer lugar y, como poco, en tercer lugar y siempre me llevaba premios.
Llegó octubre e iniciaban las
clases. Me inscribieron en el liceo de San Cristóbal y me hospedaron en casa de
mi tía Elsa Piña.
El Generalísimo Trujillo pasaba a
menudo por el frente del Liceo y un día nadie lo vio pasar y fue suficiente
para una reunión urgente de la gobernadora con todos los alumnos del liceo
`para manifestar el disgusto del Generalísimo por que los alumnos que estaban
en las aceras del liceo no le hicieron el saludo militar correspondiente. Todos
estaban aterrorizados por el enfado del jefe.
Mi tía Iluminada Piña me envió un
muñeco fabricado para los actos de ventriloquia a quien bauticé con el nombre
de Tommy
Durante los meses de noviembre y
diciembre del 1958 se pasaba un anuncio por la televisión de que el General J. Arismendi
Trujillo Molina crearía nuevos programas para el 1959. El 1 de enero de 1959 recibí
mi nombramiento como “Ventrílocuo al servicio de la empresa” con un sueldo de
40 pesos mensuales.
Mi madre viajo para tal
acontecimiento. Buscó a su amiga Casandra Damirón y le manifestó su interés de
que me cuidara. Me trasladaron la matrícula de estudios al Liceo “Juan Pablo
Duarte” y me ubicaron en la pensión de doña María a quien yo tenía que pagar 25
pesos de los 40 que ganaría en mi “trabajo”. Mi padre me mandaba 20 pesos
mensuales y así viví durante los siguientes 6 meses.
En esa pensión de Doña María
vivía el cantante Tony Curiel y 2 oficiales pilotos de la “Aviación Militar
Dominicana”. En la pensión se hablaba de la toma del poder de Fidel Castro. Se
oían los tribunales de la revolución condenar a muerte a los militares
batistianos. Recuerdo de un comandante Apellido Blanco que fue condenado a
muerte. Uno de los oficiales de la Aviación desertó y se fue a cuba con su
avión. Yo vivía asustado, muy asustado.
Tenía programa de televisión los
martes y los viernes. Trabajaba de vez en cuando en el Night Club y otras veces
en “Radio Teatro al Aire Libre”.
Vivía muy cerca del Coliseo “San
Rafael” y asistía, frecuentemente, a ver las carteleras de Lucha Libre. Había
muchos luchadores mejicanos, pero los domingos habían carteleras de
aficionados. Las dos estrellas de los aficionados eran dos enmascarados: Jack
Veneno de estilo rudo y El terror del Ring, de estilo técnico.
Frecuentemente me iba a pie a la
calle El Conde a visitar las librerías para comprar revistas de chistes
españoles con los que producía (con 14 años) mi programa de televisión. Las
canciones que cantaba con el muñeco eran acompañadas al piano por Bienvenido
Bustamante y otro pianista apellido Miller.
Abandoné la escuela por lo que mi
madre me mandó a cancelar y regreso a Barahona no sin antes actuar en la Semana
Aniversario de 1959, junto a Silvana Panpanini y otros que no recuerdo.
Mi amigo Luis Peláez me invita a formar parte
del “Cuadro de Arte Dramático” (CAD) como subdirector. Había estado preso por
la conjura del 14 de junio y recibió algunos conocimientos de teatro de Niní
Germán, su compañero de Celda.
“La Vida Íntima” de los Hermanos Quintero
fue la obra escogida para estrenar el CAD. Luis Peláez, estuvo preso y yo asumí como
director.
Después de la muerte de Trujillo,
en 1962, en una de las visitas que
frecuentemente le hacía a mi entrañable amigo Dr. Antonio Méndez, me propuso
que hiciéramos esfuerzos por crear el “Instituto de Bellas Artes” en lo que era
el Partido Dominicano que, después de la muerte de Trujillo, una gran cantidad
de personas de los barrios más pobres habían destruido y saqueado todo el
edificio. Estaba abandonado, en ruinas. Visitamos el edificio y observamos
que el sistema sanitario estaba colapsado.
El Dr. Méndez llamó a mi padrino
el Dr. Campos Navarro para que formara parte de la nueva institución. Tomamos
el edificio. Don Antonio mandó a poner el letrero “Instituto de Bellas Artes y
sacó un contador eléctrico que él pagaba mensualmente.
Se logró una fecha de
presentación del Coro Nacional para lo que se mandó a lavar el local y
adecentarlo para esos fines, alquilar sillas y al observar que el cielo raso
estaba lleno de agua de las filtraciones del sistema sanitario, se procedió a
horadarlo con un tubo y el agua salía a cantaros. Ese día era la presentación
del Coro Nacional.
Al llegar los participantes del
Coro, desde Santo Domingo, las damas tuvieron que cruzar el salón levantada la
bata que utilizan para no mojarlas del agua que circulaba por el piso.
Ya mejorado el Instituto de
Bellas Artes se presentó el monólogo “El Prestamista” del chileno Fernando
Josseau. Más adelante el Dr. Méndez me encomendó ir a Santo Domingo e invitar
al Actor y escritor Máximo Avilés Blonda, que ya había actuado en Barahona en
la obra “El último instante”, que accediera a ofrecer una conferencia sobre
teatro en el “Centro Sirio de Barahona”.
Se pensó que el local del
Instituto de Bellas Artes no estaba apto para esa actividad. Avilés Blonda
acepto la invitación. Llegó temprano a Barahona y el Dr. Méndez dejó el negocio
a cargo de su esposa y fuimos los tres a dar un paseo a la ciudad de Barahona e
invitó a un río local al distinguido invitado.
No recuerdo otras actividades
culturales que no sea la presentación de mis tres obras de teatro en la que se
utilizaba la parte delantera del edificio como escenario y el público solía
entrar al edificio por la parte trasera, en razón que el local tenía el ala
derecha e izquierda que se podían utilizar como camerinos.
En esas obras de teatro actuaban entre otros, César Medina, Elías Medina, Gustavo Adolfo Tavárez, Wilfredo Mañón, Lily Cataline, Micho Volquez, Nadin Cury, Nayito Méndez, Neguin, Javish Victoria y muchos más.
Pocos meses después, en febrero
de 1963, Lorenzo Veloz llama a un grupo de sus amigos a una reunión en su hogar
en la calle Uruguay, esquina María Montez con el objeto de crear la Sociedad
Cultural “Los Buenos Amigos”, había tenido noticias de un club en Puerto Rico que
tenía ese nombre y explicó las razones para fundar ese grupo. Decidimos crear
un periódico mensual que llamaríamos “Juventud Cultural", del que nosotros
seríamos el Jefe de Redacción y Secretario de Organización y elegimos a Toño
Batista como presidente de la naciente organización. La primera edición del periódico "Juventud Cultural" fue impresa en los talleres del periódico "La Nación" a un costo de RD$80.00.
Después de 3 o 4 reuniones
propuse que nos reuniéramos en el recién creado “Instituto de Bellas Artes” lo
que fue acogido por unanimidad. Juan Vásquez, elegido secretario de actas, hizo
algunas sugerencias al respecto, pero al final fue aceptada la propuesta de
reunirnos en el Instituto, pues podíamos reunirnos a cualquier hora ya que
teníamos energía eléctrica, gracias a Don Antonio Méndez y el Dr. Campos
Navarro que mantenían el edificio.
Después que “Los Buenos Amigos”
se reunían en el Instituto de Bellas Artes, una gran cantidad de organizaciones
culturales y deportivas fueron fundadas y hacían sus reuniones en el instituto.
La juventud estaba ocupada en asuntos que ofrecían desarrollo a las
comunidades. La preocupación por los asuntos sociales llego a su máximo
esplendor.
Gracias al Dr. Antonio Méndez y el Dr. José Rafael Campos Navarro que,
sin ponérselo, fueron quienes impulsaron, en ese momento el arte, la cultura y el movimiento clubístico en Barahona, después de la muerte de Trujillo y despertaron con ese accionar el instinto gregario en la juventud de esa época con el
objetivo de generar ideas para el desarrollo de las artes del pueblo de
Barahona
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