Por Luis Matos
Coordinador General De Barahona 3
Luis Matos |
Nos duermen en
cada ocasión. Vemos los caminos frustrados por la impotencia. Ahora, nos llenan
de esperanza con el turismo trasatlántico. Cuáles son las condiciones nuestras
o de donde podemos sacar para sostener por más tiempo la miseria que nos
embarga cada día.
Hagamos un
recorrido por nuestro macondo a ver que encontramos como lugar para las pláticas comunes en donde los jóvenes ponen de manifiesto sus conocimientos. En los tiempos que existía el Restaurant “Jaime”, por los menos se nos
brindaba un lugar en el mismo centro de la ciudad para esos fines. Era el tradicional lugar de
esparcimiento. Siempre abarrotado de parroquianos, sobre todo, los domingos en la mañana. Allí se daban cita las
personas decentes, con la vestimenta adecuada para la ocasión, de cualquier clase social. Hoy, no podemos afirmar que haya un lugar parecido, tan tradicional y añoramos que nuestras familias tengan ese lugar de esparcimiento para los encuentros sociales.
En cuanto a la
educación y formación de hombres y mujeres, el retroceso es tan profundo que
puedo decir que, en mis años de crecimiento, nunca vi un menor cometer ningún
acto vandálico y, mucho menos, robo a plena luz del día.
Puedo afirmar que los jóvenes tenían una pasión por el
estudio con fines de debatir en las esquinas de los barrios con el objetivo de
imponer sus criterios, de acuerdo a la afiliación política de cada uno.
La autoridad se mantenía y se le veía con respeto y cuando
se tenia algún problema se acudía a los representantes del orden publico.
Ahora, si se
está en la calle, se le teme más a los representantes de la autoridad, por el desprestigio que representan, que a los
mismos delincuentes ya reconocidos por los ciudadanos. ¿Qué les parece el caso que acaba de ocurrir en San Francisco De Macorís? en donde más de una veintena de policía irrumpieron en el palacio de justicia y sacaron a la fuerza un compañero de armas que había asesinado un ciudadano (dicen que un vulgar delincuente). Es a todas luces un desacato y una violación a la ley. Quien viola la ley comete un delito y el que comete un delito es un delincuente! ¿Delincuentes persiguiendo delincuentes?
¿Y pensamos que
podemos tener turismo en Barahona?. El periodista Alejandro Santana afirma que
somos cómplices voluntarios de los actos
vandálicos que se desarrollan en pleno centro de la Ciudad. Recuerdo que cuando
alguien gritaba -¡un ladrón!- todo el que estaba en los alrededores corría a
detener al que se pensaba era el malandro. Hoy al gritar -¡un ladrón!- es como si se digeran ahí viene un ingeniero o
el salvador. Y me pregunto, ¿Estamos en capacidad de sobrevivir entre nosotros
mismos? o nos estamos dejando engañar con falsas promesas?.
O será un plan
de trabajar sinceramente para el desarrollo y
luego del combate de los amantes de lo ajeno decirnos que ellos
cumplieron como autoridad; pero el pueblo
no defendió su posición, y más adelante, el descredito y el temor hará que nos borren del mapa como Provincia de
cualidades naturales para el desarrollo turístico.
Si esa es la
realidad de Barahona, por qué no actuar
contra la delincuencia primero y luego emprender la lucha por el progreso
turístico de la región.
Delincuencia y Turismo nunca irán de la mano. Si se
desarrolla la primera, ahoga la segunda y si se desarrolla la segunda y no se
ponen los correctivos de lugar puede dar lugar al auge de la primera (la
delincuencia).
Tavito Suberví. Alcalde De Barahona |
Estamos consientes
del crecimiento desproporcionado y sin
estrategia urbanística que Barahona ha tenido en los últimos 20 años. Sabemos de generaciones mal formadas por
padres irresponsables que han querido ahogarnos con sus vivencias, a los fines de lograr el predominio de sus
vicios, de sus antivalores generados por su formación inadecuada.
La falta de educación y la falta de
oportunidades de trabajo para los hombres y mujeres de nuestro pueblo han
profundizado el problema. Es una invasión de conflictos y necesidades que las
diferentes comunidades no tienen la capacidad de solucionar.
Sólo la formación
en valores y la preparación y adaptación
al desarrollo urbanístico nos dará la soluciones que necesitamos para que el
pueblo, junto a las autoridades que nos representan ante el poder ejecutivo,
sin mirar colores de banderas políticas, libremos la batalla contra los
antivalores y la formación inadecuada que ofrecen las familias para poder
lograr luchar por el desarrollo de la Región.
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