sábado, 24 de octubre de 2015

Vivencias de Diciembre y sueños de Navidad

Por Bienvenido Manuel Matos Pérez

Eran las 4:00 de la tarde, era el 23 de diciembre del año 2013 (Recién pasado), yo regresaba del barrio nuevo amparo, una ligera llovizna, muy débil por cierto hacia intento por empapar la polvareda que a veces se levantaba, hacía calor y el sol todavía tenias sus púas encendidas.


Fue al llegar a las inmediaciones de la calle Panchito Boche próximo a Punta Palma, el sol parecía ceder su espacio a las sombras, se pudo observar un arco iris que intento posarse en las alturas pero no pudo, se oyeron lluvias pero de alaridos como ladridos de perros hambrientos en medio de una densa oscuridad que tomo el espacio en que nos movíamos, fue en ese instante que apareció, como una multitud, parecían seres humanos pero no lo eran, mujeres con sus pechos descubiertos, descalzas, con sus niños bajo el brazo, todos traían palos, tubos, piedras y objetos contundentes en sus manos, sus ojos tenían llamas de fuego y parecían seres hambrientos a quienes el hambre había atormentado durante toda su existencia, quede inerte como petrificado ante aquel espectáculo inexplicable, mire para todos lados, quise hallar una respuesta, sentí miedo, aquella gente parecían habitantes de ultratumba, seres de otros planetas que te miraban como si ellos fueran a morirse, como si apenes pudieran verte, pensé por un instante que se trataba de hombres y mujeres escapados del infierno, los vi correr, esas figuras apocalípticas parecían fugados de las ergástulas del quinto infierno. 

De pronto comenzaron a correr, vi un camión que repartía canastas navideñas y que se iba llevando todo lo que a su paso encontraba. Oí una inmensa cantidad de palabras enredadas que salían de sus labios y vi hombres que trataban de abrir la puerta del camión que se desplazaba a toda velocidad, hasta que este llego a las proximidades de la Quinta Brigada del Ejército Nacional, se oyeron disparos, forcejeos, trompadas y la jauría, (no eran humanos), tuvo que retirarse burlada otra vez mas.

Volví entonces a recordar que todos los años los políticos de todos los partidos en sus miserables repartos suelen abrir de par en par las puertas del infierno, seguí la multitud hasta que los perdí en los contornos de miseria de la ciudad, no pude entender lo que paso pero tuve que preguntarme ¿de dónde viene tanta gente?, llegue a mi casa atormentado y una preocupación se alojo en mi pensamiento ¿Pero y será que cada año se aumenta la familia de los desamparados?, ¿y será que las campañas mediáticas que sirven de caldo de cultivo a esta gente solo sirven para aumentar el número de los necesitados? Esa noche no cene tenía demasiadas preguntas en mis adentros y preferí a duras penas dormir.



Cuando eran las 2 o casi las 3 de la madrugada estando ya en el séptimo sueño, fui a recalar a la presa de monte grande, vi las aguas recogidas, mansas y disfrute de un espectáculo de remo y canotaje que en ella se celebraba, vi al inquita ecologista Rafael Matos Feliz caminando con un grupo de amigos por las orillas del Rio Biran, lo vi ascendiendo el mirador custodiado por los colores de hermosas flores que allí se cultivaban.



Quede atónito cuando el lago enriquillo como un anciano, tranquilo, sereno se extasiaba dormido en las márgenes en la que había vivido desde su formación, pude ver cocodrilos e iguanas desplazándose en sus orillas y vi la gente alimentar los cocodrilos del lago que son especies tiernas, mansas que no atacan los seres humanos, seguí ebrio de contentura, vi la planta de tratamiento funcionando a todo pulmón, vi en el sueño que el Cementerio Municipal lo habían convertido en un museo que ya no era el sanitario público de los mercaderes, el mercado publico era un instrumento para el desarrollo, higiénico, mejorado, amplio y la gente que iba y venía porque el mercado estaba lleno de esplendor. 

Vi las casas de mi pueblo pintadas, hermoseadas, la gente las pintaba, la ciudad estaba llena de luces y sonidos armónicos y yo caminaba las calles muriéndome de contetura, la planta de tratamiento fue adecuada al tamaño de la ciudad y ese antro de contaminación fue erradicado por completo, pude decirlo y es verdad las aguas discurrían al mar por un entramado de cloacas ¡Qué bonito era todo!

Volvimos a ser la perla del sur, ya no habían niños en las calles deambulando y el orgullo de mi querido Barahona se desprendía de mi como corre el agua por nuestro cuerpo, de repente comencé a oír gritos, voces como emanaciones del infierno, se multiplicaron los sonidos extraños como los disparos de balas perdidas, la oscuridad total se volcó sobre el pueblo y una enorme confusión lo cubrió todo, como pude me levante de la cama, 

Salí hasta la sala encendí el televisor, me fui directo al canal 10 y allí estaban José Antonio Matos y David Volquez con sus discursos de siempre íntegros, desarrollistas, amantes del sur, ¡Hay que luchar por la presa de monte grande, ahora con mas fe!.



Fue cuando comprendí que todo había sido un sueño y en mis adentros comenzó a retumbar una voz acusadora 

¿Barahoneros Hasta cuándo?

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