lunes, 3 de junio de 2019

Estudiantes celebran tirando pupitres, rompiendo libros y cuadernos

Por Yorik R. Piña F.
Psicólogo Clínico

Yorik R. Piña
He visto, sin ningún asombro, la despedida que le dan, al fin del año escolar, los alumnos del país, destrozando cuadernos, libros, estrellando butacas contra la pared, etc. Y aseguro que la violencia se va a incrementar en los próximos años escolares por las razones que explico más adelante.

Cuando el Estado se asesore con expertos nacionales, sin intervención de organismos internacionales que, muchas veces responden a intereses de algún tipo, puede ser que eso mejore. Tenemos técnicos capacitados que pueden resolver el problema sin recetas de fuera, que muchas veces violentan nuestra cultura.

Cuando era niño, estudiaba en el Colegio San Rafael de San Cristóbal, las clases iniciaban el 1 de octubre y terminaba el 30 de junio, día del maestro. Nos mudamos a Barahona en 1951 y seguía la misma norma. A algún "genio" se le ocurrió que las clases debían iniciar los 15 de septiembre, luego los 1 de septiembre y más adelante los 15 o 25 de agosto.

Colegio San Rafael, San Cristóbal
Los "expertos" que asesoraron el Ministerio de Educación de ese entonces, no tuvieron en cuenta LA FATIGA EN LOS NIÑOS. 

En 1964 ingrese al sistema educativo, impartiendo clases de 8vo. curso en la "Academia Franciscana", bajo la dirección de Sor Leonarda, una monjita franciscana que derrochaba amor a todos los estudiantes bajo su dirección. Fundamental para una buena formación académica en valores.

Aprendí que los niños deben tener, durante el año escolar 3 vacaciones: 2 de 10 días (las navidades y la Semana Santa) y una de 3 meses (en el verano). 

Este régimen de vacaciones, de descanso académico, se debe fundamentalmente a los estragos que ocasiona "La fatiga" en los niños y en cualquier otra persona, adulta o no, según el investigador mejicano, Laureano Jiménez Coria, quien afirma que "es un estado del organismo producido por un trabajo prolongado y se caracteriza por una disminución de la capacidad para el trabajo y disminución del gusto con que se realiza".

Se presenta con: 
  • depresión del sistema nervioso y muscular, 
  • depresión sentimental, 
  • debilidad de la voluntad, 
  • oscurecimiento de la inteligencia, 
  • distracción y equivocaciones frecuentes
Se caracteriza exteriormente por: 
  • agitación,
  •  tics, 
  • gesticulaciones, 
  • bostezo, 
  • falta de atención, 
  • faltas grotescas, 
  • perturbaciones de la memoria, 
  • palabra alterada y difícil, 
  • tartamudeo, 
  • repetición de sílabas, 
  • mirada vaga, 
  • respiración rápida.
Los deshechos eliminados, por el desgaste del organismo que genera el trabajo, son desparramados en el  cuerpo por el torrente sanguíneo y hacen decaer la actitud para el trabajo por intoxicación y agotamiento. 

Si el trabajo sigue, aún estemos fatigados, se observará que la curva del aprendizaje, en lugar de ascender, empieza a decaer.

Cuales son las actividades que se ejecutan después del almuerzo en la tanda extendida? Algunos maestros me responden que nada, otros que se imparten mas horas de clases y otros me manifiestan que se ofrecen otras materias.

Hace 40 años el Colegio Experimental Fernando Arturo de Meriño, que dirigía en Barahona, funcionaba como tanda extendida, pero  sin almuerzo: en la mañana se reunían, en casa de algún estudiante, con monitores (alumnos que hacían de maestros con 6 a 7 compañeros de curso, según recomienda la Escuela Nueva) y tenían instrucciones de no levantar el círculo de estudio  hasta que, el alumno que más dificultades tenga de entender el tema, haya aprendido el contenido. 

Terminada la faena, iban a su casa, almorzaban, descansaban y se presentaban el centro educativo, a las 2 de la tarde, a exponer lo aprendido en los círculos de estudio.

Tenían absolutamente prohibido tocar un libro , después de las 5 de la tarde, a la salida de las labores en el Centro. De esta manera atacábamos la fatiga. Al día siguiente la misma rutina; pero llegaban con muchos deseos y voluntad para participar de las labores del aprendizaje. 

Los viernes se daban conferencias sobre los valores humanos, se ofrecían grabaciones de historia con música de fondo, grabaciones de la urbanidad de Carreño. Se tenía el mejor equipo de basket ball de la época, se les enseñaba a soportar la derrota  y se les prohibía, terminantemente, ponerle la mano a los libros, los fines de semana,  para evitar la fatiga. 

Los lunes llegaban temprano y cuando algún profesor faltaba, no se perdía un minuto de clase porque uno de los monitores de estudio era capaz de impartir la docencia del día con la misma destreza del profesor.

Ponían tanto empeño en sus estudios que investigaban, de motus propio, algunos temas que, frecuentemente, el profesor no tenía conocimiento del mismo, por ser informaciones nuevas que no eran recogidas por los textos de entonces.

De eso trata el método experimental: "Los maestros y los alumnos buscan juntos la verdad científica". Necesariamente no es el maestro, el poseedor de la misma; sino un alumno que investigó y alimentó a sus compañeros de estas nuevas informaciones.

Una tarde cualquiera, una comisión del Centro de la UASD, que funciona en Barahona, llegó a visitar nuestro local, que funcionaba en el mismo local de la Academia Franciscana, pero en la tarde y nos solicitaron que querían ver como se desarrollaba una sesión académica. 

Con mis nervios al explotar, pues  entendía que iban a mandar informes al Ministerio porque creía que habian descubierto que yo apenas tenia un 2do. teórico aprobado del bachillerato y era director del centro. Al cuestionarles sobre su visita me explicaron que algunos de los estudiantes de las mejores calificaciones en el Centro, a preguntas de los asombrados profesores, señalaban que habían hecho su bachillerato en  "ese colegito que se ve allá en la iglesia vieja". Sus calificaciones  de muchos 100 y 90s era una proeza, harto difícil de lograr por las exigencias y la  calidad de los profesores de la época.
Maestro fatigado

Eso, amigos míos, era debido al manejo adecuado de la fatiga. Los niños que están sometidos a ese esfuerzo extraordinario que la escuela de hoy los somete, en algún momento, por tanta presión, pueden hasta pensar en auto destruirse porque se pueden sentir inútiles, incapaces y llegar a la depresión. Terminarán odiando la escuela y la deserción será lo mas natural.

El mensaje que mandan los niños, destruyendo cuadernos, uniformes y pupitres es una manera de expresar que ya terminamos con este infierno que no nos permite practicar deportes, ir a la playa, jugar, oir música o, sencillamente, descansar en una cómoda cama.

Los maestros también son víctima de esa fatiga. Muchos me han expresado que no resisten el estrés que ocasionan 8 horas de trabajo continuo y no tener tiempo luego de preparar, tranquilamente, las clases del otro día y llenar los informes que solicita el Ministerio. Para  lograr los objetivos que exige el Ministerio de Educación, el día debería tener, por lo menos, 36 horas.

Las autoridades deben repensar que hacer con la tanda extendida. O despachar los niños y los maestros después del almuerzo o utilizar la tarde para hacer las tareas y actividades que planifica el maestro . Sólo así mejorarán los índices de desempeño de nuestros alumnos.

Si me entregan una escuela pública de tanda extendida con algunas condiciones, implementando el Sistemas Monitorial con 20 alumnos por aula, sin cobrar un solo centavo por mi trabajo, tengo la seguridad de que será una escuela de excelencia como lo fue el Colegio Experimental de Monitores, de grata recordación para los alumnos, hoy todos abuelos, que se bañaron en ese manantial de conocimiento y formación en valores.


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