domingo, 9 de junio de 2019

Manuel Gonzalez analiza "Estudiantes celebran tirando pupitres, rompiendo libros y cuadernos"


Manuel Gonzalez (Pío), en su infancia era intranquilo, quería saber de todo por lo que su padre, mi compadre, Dr. Manuel Gonzalez le expresó algo así como: "Aprendiz de todo y maestro de nada". Era un rebuscador del conocimiento. Era una especie de falsacionista, seguidor de la Epistemología Popperiana, que lograba el conocimiento y lo revisaba una y otra vez como buscándole la 5ta. pata al gato. 

Que yo sepa se encarga de analizar los escritos de Eladio Uribe, los míos y no sé de quien más, Pero a diferencia de Popper no refuta, sino que aclara con una maestría, que en mi caso, a veces siento que entiende mejor que yo, lo que escribo. Para muestra un botón. 

Les recomiendo que lean mi artículo "Estudiantes celebran tirando pupitres, rompiendo libros y cuadernos" y más adelante lean este otro que ya no es mío sino de Manuel Gonzalez y se entenderá lo que estoy tratando de explicar:
Por Manuel Gonzalez
Manuel  Gonzalez
"En este artículo de mi padrino, Yorik R. Piña, psicólogo clínico, escrito con mucho cuidado y sutileza para evitar alarmar, a todos aquellos que aman a este país, al nivel del panorama de descuido del proceso de aprendizaje que viven nuestros liceos educativos. 


Reza uno de los principios que guían la implantación en instituciones y en empresas la calidad total: el 15% de la responsabilidad de lo que acontece, en una empresa o institución, son de los “asociados“ o clientes internos (estudiantes, operarios, trabajadores), el 85% de la responsabilidad corresponde a los que dirigen estas empresas o instituciones. Que podemos pensar, al respecto, del siguiente hecho:

“He visto, sin ningún asombro, la despedida que le dan, al fin del año escolar, los alumnos del país, destrozando cuadernos, libros, estrellando butacas contra la pared, etc. Y aseguro que la violencia se va a incrementar en los próximos años escolares por las razones que explico más adelante”

No es en vano que Yorik recomiende al Estado que que cuando tenga la necesidad de desarrollar competencias tan especiales que el país no cuente con expertos nacionales en esa materia, el Estado debe ser muy cuidadoso al contratar asesores de otros países por el riesgo de que éstos puedan estar comprometidos con intereses que no respondan plenamente a la necesidad del país. Por otro lado, si no toman en consideración la cultura del país y la relación que ésta tiene con el proyecto en cuestión puede contaminar con sesgos y grande distorsiones cuyos resultados son peores que el remedio.

Por otra parte, nos señala la forma antojadiza con que se fijan las fechas de inicio y término del periodo educativo. Sin tener criterios claros para tal fin, como puede ser la fatiga de los niños, entre otros.

Con el propósito expreso de reducir al mínimo los efectos de la fatiga que atentan contra el aprendizaje de los estudiantes, Yorik R. Piña, recomienda tres vacaciones durante el período escolar: 2 de 10 días y una de tres meses: una en Semana Santa, otra en Navidad y la de tres meses en el verano.

Deja entrever que los estados anímicos y la mente fresca son elementos que potencian el aprendizaje y facilitan que los estudiantes vean al proceso de aprendizaje ameno, pertinente y necesario para su desarrollo presente y futuro, no como un monstruo o enemigo al cual inevitablemente tienen que enfrentar el cual le dispara el estrés, uno de los enemigos principales del aprendizaje y de la vida. 

En su experiencia como director y docente recuerda que hace varias décadas dirigió en Barahona el Colegio Experimental: “Fernando Arturo de Merino” en el que por su intuición desarrollada en la práctica de su vocación de la enseñanza implantó un proceso de aprendizaje cuyo eje transversal estratégico garantizaba que la gran mayoría de los estudiantes cumplían los requerimientos y exigencias del contenido teórico de los diferentes cursos, sin limitar o frenar en sobrepasar las expectativas a los más dedicados y favorecidos por rasgos y aptitudes de personalidad. 

Recuerda que el proceso de aprendizaje implantado en ese Colegio Experimental el siguiente, en la mañana se reunían en casas de los miembros de los grupos y/o círculos de estudiantes (operaban en forma parecida a los que actualmente operan en los liceos) cuya misión era el dominio pleno de los temas y tareas; los que dominaban con más profundidad los temas fungían como monitores.

Una vez concluida la jornada de estos grupos cada uno de los miembros iban a almorzar a sus respectivas casas. Luego en la tarde iban al colegio a cumplir con los temas del programa de la tarde, incluyendo la exposición de los temas estudiados. A fin de garantizar la atención y evitar los daños de la fatiga había una disposición o política de no tocar los libros a partir de las 5 de la tarde.

Destaca la importancia de la educación personalizada con mucho amor para garantizar una educación con base en valores. Como testigo indirecto de este proceso, doy fe del empeño de Yorik en lograr una educación integral de cada uno de los estudiantes para este propósito jugaba de manera inexplicable el rol de Padre, de Director, de Maestro (una mezcla de supervisor, facilitador, profesor, mentor y asesor). 

No debe ser extraño que uno de los días más apreciados por los estudiantes era el viernes, pienso que como táctica para que quedara en el imaginario de los estudiantes la valoración de la formación, el entrenamiento y la educación. En este día de fiesta del aprendizaje: YORIK nos narra parte de las actividades que se desarrollaban entre ellas la formación en valores, deporte, urbanidad, historia, entre otros. Al final de este día como recordatorio la política de no tocar libros el fin de semana, me imagino que se le estimulaba que disfrutaran plenamente el fin de semana, porque como dice un aforismo: “vaca contenta da mucha leche“.

Los que conocemos las excepcionales competencias profesionales y humanos de Yorik, a sabiendas de que me puedo quedar corto si sólo digo que él siempre ha sido excelente, a muy corta edad YORIK PIÑA fue reconocido por sus talentos de modo que pudo participar activamente en el mercado laboral y en la actividad social dándose por entero. 

Cuándo nos narra la experiencia vivida en el Colegio Experimental no lo hace para el darse “bombos“, no quiero decirlo, pero de todos modos lo diré: él lo hace para que veamos claramente el gran atraso que vive nuestro sistema educativo, porque si hace 40 años ya se había experimentado algo parecido que funcionó muy por encima en términos de la calidad de los resultados logrados para la época y para la situación actual. Saquen sus conclusiones. Muchas gracias:
Manuel E. Gonzalez

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