Por : Virgilio Gautreaux P.
Estamos transitando la segunda década del siglo XXI inmersos en una globalización salvaje, donde hay muchos ganadores, pero son muchos más los perdedores. La Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación, la FAO, en nombre de la competitividad victoriosa, nos dice “triunfalmente”, que en la actualidad nuestro planeta tiene “sólo” 842 millones de personas hambrientas. Es decir, más de ochenta veces la población actual de la República Dominicana. Sin poder ocultar la realidad, otras entidades de las Naciones Unidas, nos cantan su mortífera LOTO, con otros indicadores mortíferos en materia de salud, educación, medioambiente, sida, cólera, paludismo, cáncer y tuberculosis, entre otras desgracias.
El aumento de Estados fallidos y la huida de contingentes humanos cada vez mayores hacia territorios vecinos, constituye motivo de gran preocupación internacional. En este contexto, las naciones de mayor desarrollo económico incrementan sus restricciones a los flujos migratorios, colocando altas y largas murallas en sus fronteras, a la vez que amplían su patrullaje marítimo, terrestre y aéreo, lo que complementan con vigilancia satelital.
En otras ocasiones hemos citado que Barahona es una provincia de una nación del Tercer Mundo, que además tiene otras 31 demarcaciones. Las 32 provincias libran en estos momentos una feroz lucha por el pastel presupuestario del 2014. En el banquete los más fuertes-como siempre-comen primero los pedazos más grandes. Luego le toca su turno a los segundones, más adelante a los gritones…….y por último, las sobras, a las provincias que no tienen quien las defienda.
También hemos dicho que durante muchas décadas del siglo pasado, toda una pléyade de barahoneros y barahoneras, se involucró en una sinergia desarrollista cuyo resultado fue un notable crecimiento económico y social, donde aumentó la cantidad de empresas, comercios, viviendas, empleos y caminos; pero también creció el número de escuelas, agrupaciones culturales, cines y periódicos.
En este proceso, los hombres asumían los “trabajos duros”, mientras las mujeres eran maestras, cosechadoras, amas de casa, comerciantes, trilladoras de café, costureras, dulceras y enfermeras, entre otras actividades. Por el machismo reinante, no habían funcionarios públicos de sexo femenino, sin embargo, su participación en el proceso económico y social de la provincia, fue relevante. Las mujeres eran entusiastas activistas en la conformación de sociedades de apoyo a la construcción de parques, locales culturales, escuelas, de ayuda a los pobres, de cooperación ante desastres naturales y en el campo de la salud.
Más adelante del siglo anterior, las mujeres barahoneras dieron un paso al frente y a base de superación y coraje, fueron asumiendo posiciones cada vez de mayor responsabilidad, como Gobernadoras provinciales, legisladoras, Directoras regionales y provinciales de entidades públicas, al frente de entidades gremiales, empresas, agrupaciones culturales y cooperativas productivas.
En un artículo que escribí en este mismo ARMARIO LIBRE en el 2009, titulado BARAHONEROS DESARROLLISTAS EN 1967, destacaba como una poderosa coalición progresista barahonera le presentó en Abril de 1967 al Presidente Balaguer durante un Consejo de Gobierno efectuado en Barahona, todo un conjunto de obras, entre las cuales se destacaba como importante la construcción “de una presa en el río Yaque del Sur que beneficiaría los productores de Azua, San Juan, Barahona y Neyba, entre otras”. En adición, también pidieron el establecimiento de una Universidad en Barahona y que el Banco Agrícola facilitara préstamos a los productores de café azotados por los ciclones, deudas y plagas. Algunos de los reclamos desarrollistas brillantemente expuestos por Don Nene Guilliani, aún están pendientes como es el caso de la PRESA DE MONTE GRANDE y el respaldo financiero del BAGRICOLA a los productores al que fue en una ocasión el mejor café del mundo.
Hace más de forma monolítica hace más de cien años, nuestros congresistas reclamaban obras y proyectos desarrollistas. Nuestros hombres de negocios hace 87 años crearon la Cámara de Comercio. En 1930 se formó una asociación de productores de café que construía caminos vecinales. Estas mismas asumían cargos gubernamentales y municipales para catapultar económica y socialmente la provincia.
Hoy Barahona en medio de esta competencia salvaje, tiene que levantarse. Son cada vez mayores y complejos sus problemas. Una Barahona indefensa y desunida, será arrasada. Olvidada, sólo se le prestará atención, cuando un ciclón la azote y sólo entonces vendrá el gobierno con frazadas, agua embotellada, pica pollo y raciones de los comedores populares.
Muchos de nuestros funcionarios locales deben asumir sus responsabilidades. Están mudos y sordos. Nadie sabe lo que hacen. Nadie sabe lo que ellos pidieron que se incluya en el presupuesto del 2014. Muchos sólo se activan los días 25 de cada mes. No se dejan ver de nadie. Algunos están saliendo lentamente de sus pesadas conchas pues ya están pensando en posiciones para el 2016. Sólo hablan de política. Nunca de lo que están haciendo al frente de las oficinas, para lo cual cobran con impuestos que pagamos los contribuyentes. Curiosamente algunos medios de comunicación barahoneros pasan por alto estas cuestiones. Nunca preguntan. Mientras tanto aumentan los problemas de salud, agua potable, educación, seguridad pública, los accidentes, los atracos, los asesinatos, los apagones y el desempleo, entre otros.
Por el lado del empresariado local, éste está dejando mucho que desear. Es increíble que hace un siglo, sus miembros eran la vanguardia que catapultaba el desarrollo económico y social de la provincia, mientras que hoy “le han dejado la cancha” a los políticos. Pero además, también han dejado caer sus propias organizaciones que probaron ser eficientes en el pasado, como es el caso de la CÁMARA DE COMERCIO. La pasividad empresarial y su acomodo, tiene repercusiones negativas sobre el necesario “desarrollismo barahonero”
Muchos de los gremios profesionales han sido capturados por políticos de profesión o por personas sin vocación gremial que sólo aspiran satisfacer sus ambiciones personales. Esto también constituye una verdadera tragedia para el necesario “desarrollismo barahonero”.
En este contexto, en Barahona están creadas las condiciones para que nuevos grupos de barahoneros y barahoneras de las ciudades y del campo, den un paso al frente y constituyan nuevas organizaciones para impulsar novedosas iniciativas desarrollistas. Hay que presentar nuevas ideas. Hay que reemplazar funcionarios complacientes con el subdesarrollo, que paralizan la acción pública. Hay que sacar de sus puestos las personas que consideran “que ya dieron todo” por Barahona. Hay que sustituir los Directivos “cansados” de los grupos empresariales. Hay que sacar los dirigentes de aquellas entidades que son manejadas por camarillas cuyos integrantes-mediante truchimanerías-mantienen secuestradas y alejadas de su verdadera función de apoyo al desarrollo económico y social de la provincia
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