jueves, 27 de febrero de 2014

El miércoles 26 de febrero, en el mes de la patria, las escuelas marcharon frente al palacio del cabildo municipal. Que hermoso acto. Cuantas emociones. La patria latía en nuestros corazones a ritmo acelerado, tanto en diástoles como en sístoles.
Aunque la patria no debe tener un mes, que ni siquiera abarca las fechas de los patricios y de las principales efemérides de febrero y de marzo, ni hablar de agosto con la Restauración de la Independencia de la República Dominicana.
La patria es el día a día y más con los peligros que la asechan, de dentro y de fuera.

Finalmente ese día, en ese momento y en ese lugar, algo me rompió el alma: Un niño abandonado, en la acera del frente llamaba la atención del público y de un pastor de una iglesia evangélica, recordaba a Jesús en su lecho, aunque el de este niño era de cartón sobre la dura acera, también su sábana era de cartón, aunque no así su alma, ni su cuerpito de carme y hueso, digno de mayor suerte. ¿Cuándo aprenderemos a respetar los derechos humanos? ¿Cuándo aprenderemos a respetar los derechos del niño?
 







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