El miércoles 26 de febrero, en el
mes de la patria, las escuelas marcharon frente al palacio del cabildo
municipal. Que hermoso acto. Cuantas emociones. La patria latía en nuestros
corazones a ritmo acelerado, tanto en diástoles como en sístoles.
Aunque la patria no debe tener un
mes, que ni siquiera abarca las fechas de los patricios y de las principales
efemérides de febrero y de marzo, ni hablar de agosto con la Restauración de la
Independencia de la República Dominicana.
Finalmente ese día, en ese
momento y en ese lugar, algo me rompió el alma: Un niño abandonado, en la acera
del frente llamaba la atención del público y de un pastor de una iglesia
evangélica, recordaba a Jesús en su lecho, aunque el de este niño era de cartón
sobre la dura acera, también su sábana era de cartón, aunque no así su alma, ni
su cuerpito de carme y hueso, digno de mayor suerte. ¿Cuándo aprenderemos a
respetar los derechos humanos? ¿Cuándo aprenderemos a respetar los derechos del
niño?
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