lunes, 17 de febrero de 2014

YO LLORE POR LA MUERTE DE DEDE

                         
El sábado 1 de febrero  del año 2014, falleció Bélgica Adela Mirabal Reyes (Dedé), yo seguía la evolución de su estado de salud y sus internamientos, como he seguido el de mis amigos y seres queridos.


La noticia, que corrió como reguero de pólvora desde las 3:00 de la tarde me impactó, la lloré como a Jesús, mi hermano ido a destiempo, como a Caamaño y a Chávez, como a mi compadre Aridio, el poeta rojo, como a Junior Prats, a Rafael el más reciente y otros tantos amigos y parientes.

Había nacido el 1 de marzo del año 1925, en Ojo de Agua, provincia Salcedo hoy Hermanas Mirabal, se aproximaba a su cumpleaños número 89, un cumpleaños con sabor a patria, a nación, a país, a solidaridad, a coraje, a valentía.

Sin embargo, el destino nos hizo otra mala jugada, se nos llevó el aliento de su ejemplo, como se nos llevó el de Patria, Minerva, María Teresa y Rufino. Como se nos llevó el de Manolo, Chacún y sus demás compañeros.

Su ejemplo de mujer y de hombre, cuando algunos machos se escondían, me impresionaba  y guiaba. Su ejemplo al trabajar para perpetuar la memoria de sus hermanas al mantenerla vivas en su jardín como dice su extraordinario libro de memorias, me cautivaba.

Fundó el museo Hermanas Mirabal, patrimonio nacional que rinde tributo al coraje y heroísmo de la mujer dominicana, el más visitado del país, una escuela de educación no formal, un inmenso mar de patriotismo que nos convoca a todos.

Hace poco tiempo, mi hija Geisa Sojailin Olivero Matos y mi primera nieta Scarlett Nicole Polanco Olivero me informaron que irían al museo, que verían a Dedé. Mi nieta me dijo: “Que te pasa papá?”… Le dije: “Nada”… Me siguíó diciendo: “Vi que te emocionaste mucho y se te iluminó el rostro”… seguimos hablando y continuamos al otro día hasta que la despedí para ir uno de los viajes más importantes de su corta vida.

Regresó alegre, historiadora, patriota hasta más no poder. Me trajo fotos y de ellas comparto una con mis lectores, los que saben que la patria es sangre que corre por mis venas.

 Por eso al enterarme que los pulmones de Dedé  fallaron, enviándola de manera definitiva al pódium de la historia y a ocupar su lugar en el cielo, en la gloria y aunque esto último no debía provocar tristeza, yo lloré por la muerte de Dedé.

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