Desde hace un par de años regresó a Barahona el profesor y gran barahonero, Yorik Piña con la Fundación Amigos del Mundo. Un programa integral para ayudar a jóvenes inquietos con problemas de adaptación y drogas. Yorik, como lo hizo en tiempos pasados, regresa para ayudar su pueblo, para ayudar a los jóvenes.
Lamentablemente, en todo este tiempo el profesor ni siquiera ha sido recibido por las autoridades barahoneras, quienes hablan mucho en los medios, pero en realidad actúan como si el destino de los jóvenes y de nuestro pueblo no les interesara. Yorik ha solicitado audiencia con el Gobernador, el Alcalde y otros, pero lo han ignorado. Mientras tanto los jóvenes de Barahona se pierden en las drogas y sucumben ante el crimen.
Quizás si el señor Piña estuviera aquí para engañarlos o para solicitar ayuda personal o política hace rato lo hubieran recibido y hasta dinero le habrían dado, pero como él no está en eso ni siquiera lo reciben. Yorik no anda buscando dádivas, él solo quiere mostrar su programa a las "autoridades" para que estos se involucren en el mismo, ayudando a los jóvenes, no a él.
Ya en lugares tan lejanos como Perú se está implementando el programa de la Fundación Amigos del Mundo, pero en el país y Barahona el Gobierno y funcionarios no le han hecho ni caso. En Barahona el programa está funcionando gracias a Yorik, al grupo Barahona Tres y un par de comerciantes de la ciudad que han hecho aportes, como el señor Rafael Méndez (Fefelo), quien donó un espacio de televisión en el canal del cable local, el cual se transmite los sábados.
Sé, porque conozco a Yorik desde que yo era un muchacho, que este programa tendrá éxito con o sin la ayuda de los que deberían estar más interesado de que así sea: Los políticos, funcionarios y comerciantes de la ciudad. Ellos son los que más interés deben tener de que el crimen baje en Barahona, ya que son los más perjudicados.
Hay que hablar poco, figurear menos y hacer más. Todo no es patronales, corrupción, alcohol, drogas, carnaval, etc. Donde vemos como los políticos y funcionarios ponen grandes letreros con sus fotos, aportan un dineral para que los mencionen cada cinco minutos y reparten bebidas alcohólicas a granel.
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