domingo, 14 de julio de 2019

¿Por qué es tan difícil devolver a los "niños de la calle" a su hogar?

Manuel E. González
Por Manuel E. González
A propósito de la entrega: “El reclutamiento de uno de los jóvenes traviesos de Barahona, el 10 de julio de 2019 que hiciera mi padrino: Yorik Piña, Psicólogo Clínico, cualquiera puede inferir, equivocadamente, que el Programa de Reeducación de los Jóvenes Traviesos de Barahona es un “flaicito al receptor”. 

Para que tengamos una idea una persona adulta, no traumada, juega alrededor de 350 roles diferentes: de cantante en el baño, de padre, de hijo, de hermano, etc.; por otra parte, tiene decenas de valores, centenares de actitudes y millares de creencias, no hablemos del número de opiniones.
Por otra parte, de acuerdo al Metamodelo de los Padres de la PNL: John Grinder y Richard Bandler existe un mar de confusión en la interacción personal porque interactuamos con la estructura superficial de comunicación alterada por el DOG (distorsiones, omisiones y generalizaciones). Para garantizar la comprensión en la comunicación recomiendan que con los cuestionadores universales: “el por qué, cuándo cómo dónde qué, siempre aparece el para qué” determinemos la estructura profunda de comunicación. Ellos siempre recuerdan que: “el mapa no es el terreno“.
Como si esto fuera poco, además una persona, no traumada, tiene filtros adicionales a las creencias, valores, etc. cómo son los metaprogramas -“Estos son unos 500-“, los focos de atención, entre otros, que dificultan la percepción en sus procesos perceptivos.
Por otro lado, si consideramos: “La escalera de conocimientos” en el proceso de aprendizaje, de William Howell: 

Alfabetizando
1-Inconsciencia de la incompetencia (La persona no sabe, que no sabe)
2-Conciencia de la incompetencia (La persona sabe, que no sabe)
3-Conciencia de la competencia (La persona sabe, que sabe)
4-Inconsciencia de la competencia (La persona no sabe, lo mucho que sabe). En este cuarto escalón el cerebro (dentro de sus funciones está el ahorro de energía) ha convertido la mayoría de los comportamientos repetitivos en hábitos y rutinas, o mejor dicho los ha alojado en el círculo de control de lo que llamamos: “El automático“.


¡ESTO SOLO ES LA PUNTA DEL ICEBERG!
Fue sabia la decisión de mi padrino en etiquetar a estos jóvenes que delinquen como “traviesos” la influencia positiva que ejerce en los jóvenes esta etiqueta es en extremo favorable.
¿Dónde retuerce la puerca el rabo?


En ese concepto del programa: “Reeducación”. Para reeducar hay que reducir o eliminar todos (Lo ideal) los bloqueos emocionales, conceptuales, socioculturales y conductuales adquiridos o generados en un hogar desecho, en la calle, en ese proceso de aprendizaje de la carencia, los conflictos familiares generados por ausencia de uno de los padres, etc. etc.

Si una persona, no traumada, juega promedio 350 roles diferentes, me pregunto: ¿cuántos roles jugarán estos jóvenes que para sobrevivir engañan como a niños de “teta“ al profesional más preparado?
¿Qué tiene que hacer Yorik Piña para hacer aflorar la escala de valores, creencias, actitudes, Los bloqueos, los metaprogramas, entre otros para poder iniciar el tratamiento personalizado?
¿Qué tiene que hacer Yorik Piña una vez tenga éxito en el tratamiento para restablecer la confianza del entorno social o la comunidad, tan necesaria, para que estos jóvenes puedan reinsertarse en el mundo laboral?
El poder encontrar luz en este nivel de complejidad, ambigüedad e certidumbre en la problemática por la que atraviesan estos jóvenes es cuestión de titanes. 

Debemos sentirnos muy orgullosos y privilegiados de tener en los pueblos del Sur a un Yorik Piña. 


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