Por Luis Matos
Después de haber cursado mis estudios universitarios y conocer algo de las leyes que están establecidas en nuestra constitución, es penoso y traumatizante ver el sistema penitenciario de Barahona, presenciar como el Estado aun mantiene este hacinamiento de hombres y mujeres, sin ninguna esperanza de superarse a sí mismo, durante el tiempo que cumplen sus condenas.
Ya las cárceles modelos de la nación están capacitadas para reformar aquellos que, por alguna razón, hayan delinquido y son sometidos a cumplir una pena de privatización de libertad.
Lo malo de este sistema que solo se ha estado aplicando en los lugares más cercanos al centro de la nación, es decir a la capital de la República.
Es bueno invitar al Señor Roberto Santana, a realizar una visita a la pocilga que funciona en Barahona como cárcel en donde los hombres y mujeres, si por equivocación de la vida llegaron ahí, por algún error cometido sabe Dios por qué, al salir de esos ergástulos, es que verdaderamente se convierten en delincuentes.
Es necesario hacer las siguientes puntualizaciones:
1ro. Nosotros los barahoneros nos merecemos un lugar más decente en donde nuestros hermanos purguen sus condenas y tengan la oportunidad de acceder a un sistema de rehabilitación del que puedan salir preparados para reinsertarse en la comunidad como entres productivos.
2do. Es tiempo sacar de la ciudad esas edificaciones a los fines de que puedan tener contacto con la naturaleza. Las investigaciones han demostrado que el campo es aliado del buen comportamiento, de la salud mental.
3ro. Tenemos las dos principales ubicaciones para adecentarle la vida a esto seres que purgan pena, construyendo una nueva edificación con los requerimientos de lugar en:.
El Municipio de Enriquillo. Apto para la construcción de una penitenciaria moderna. Tiene los terrenos apropiados a estos fines: una fortaleza, propiedad del Ejercito Dominicano, en donde hace algún tiempo funcionó una brigada de esa institución militar.
El Cachón, Barahona. Construyendo un Centro de Corrección en esta comunidad motorizaría el sistema económico de este pueblo, desarrollando así las comunidades aledañas.
El pueblo debe ya mismo empoderarse de esta acción y exigirle al Estado Dominicano la construcción, inmediatamente, de este Centro De Corrección Provincial para que, por una bendita vez, se tenga una cárcel con los reglamentos que establecen las leyes internacionales de los Derecho humanos.
La cárcel de Barahona, creada hace unos cincuenta años, aun mantiene las mismas características de la época de su apertura, sin ninguna transformación, en donde los seres humanos, que no son animales, viven en la más espantosa miseria, sin que esto importe, aparentemente, a los que se benefician de los recursos que se entregan a esta institución cuyo papel es tener recluidos a estos seres humanos que han ofendido a la sociedad; pero don dignidad, con decencia. Las cárceles modernas no son sólo para castigar, también sirven para observar la conducta de los internos y e esta manera contribuir a la capacitación y reforma de estos entes sociales puestos a su cuidado para, más adelante insertarles de nuevo a una vida sana y productiva.
Lamentablemente, en la Cárcel de Barahona, esto no es posible logarlo. El trato que reciben los internos es denigrante. No importa cual fue el error cometido. No hay esperanza de poder reconstruir su vida para salir con una capacitación que le ayude a revindicarse ante la sociedad que le castiga por el error cometido, por la violación a las leyes establecidas en nuestros códigos y por nuestra constitución, a la que se le debe respeto en todo momento de la vida.
A Dios que de luz a la sociedad de Barahona para que se empodere de este reclamo y demande la construcción de un verdadero centro carcelario en beneficio de los que allí penan sus errores y mal atinadas decisiones en su diario vivir.
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