Cuando un problema crece y afecta a la población, las autoridades están obligadas a responder con las medidas a mano, no sólo para demostrar que les preocupa la situación, sino también para defender el orden establecido.
Es verdad que el problema de la delincuencia es el resultado de la baja educación, de la falta de empleo en los barrios y de múltiples causas más que vienen de lejos, pero ante el recrudecimiento de la misma el Gobierno pone en ejecución lo que tiene más a la mano: el uso de la fuerza militar.
¿Que un patrullaje mayor no va a resolver el problema? Eso es verdad, pero fuera peor si no se tomaran esas y otras medidas. Los gobiernos están obligados a actuar con los recursos disponibles.
La educación y la falta de empleo, el narcotráfico y las expectativas crecientes de la población, particularmente la joven, no se resuelven con un milagro, pero decirle a los delincuentes "aquí estamos", por lo menos los recoge por un tiempo.
Las patrullas no van a curar la enfermedad, pero bajarán la fiebre aunque sea por unos días.
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