Por: Luis Matos
Coordinador General De Barahona 3
(Este artículo fue recibido el 30 de diciembre del 2013)
Retomando el
espinoso tema de la Escuela de Medicina, y ya pasados unos 7 meses del
lanzamiento Público, o reclamo de la región sobre el derecho que nos otorga la Constitución
Dominicana, según lo establecido en el Art.63.
Y es en el
Art.39 numeral 3 donde el legislador establece
que el Estado debe promover las condiciones jurídicas y administrativas
para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas para prevenir y
combatir la discriminación, la marginidad, la vulnerabilidad y la exclusión.
Nosotros
como entes de esta región sur nos preguntamos: somos parte de los intereses que
ya citamos de nuestra Constitución, o solo es, una escritura más sin valor?
El Estado
debe promover y garantizar la participación equilibrada, de forma que no se
empobrezca a unos para que se desarrollen otros. Este no es el caso.
De forma
desaprensiva vemos como el Estado ha contribuido al desarrollo sostenible de
ciertas regiónes del país, mientras las demás van en retroceso en sus
producción educativa y, económica.
Mientras la
región norte, tiene dos escuelas de medicina, la región este una y el centro
capitalino cuenta con unas 6 escuela de formación médica, la región sur está
sumergida en la pobreza, olvido por parte de los legisladores que parecen no
recordar su obligacion de velar por el
desarrollo equitativo de la Educación superior Dominicana.
Los sureños estamos huérfanos. Nuestra representación legislativa sólo se ocupa de
impresionar al votante en los momentos de elecciones y, ya pasada esta y
lograda la meta, sólo se ocupan de sus intereses personales.
Actualmente
tenemos en la Ciudad de Barahona un Senador,
quien ha ocupado la rectoría del curso UASD de Barahona, que conoce y entiende de esta gran necesidad de la
región, un equipo de diputados en su mayoría con la capacidad y condiciones de
empoderarse de este reclamo regional y conformar el block de legisladores del
sur, para hacer un reclamo con fundamento apoyado en lo que establece nuestra
Carta magna y que, de una vez y para siempre la Escuela Médica de la región sur
tenga su impacto profesional en la región la cual dinamizaría la revolución económica
de todas las provincias.
Que se someta esta propuesta a un estudio de campo y veremos que la gran mayoría de estudiantes
de medicina son sureños, que abandonan sus hogares en busca de lograr su sueño;
pero que desmoralizados nos sentimos cuando estos jóvenes, por sus condiciones económicas, no hacen su
sueño realidad y el sacrificio de
nuestros padres no se puede materializar por el alto costo que conlleva la
carrera. El solo traslado de un estudiante, de su pueblo natal, a la capital
dominicana, absorbente y cara, dificulta y empobrece más a la familia
dominicana que envía a sus vástagos a una alta casa de estudio en busca de una
mejor posición social y económica.
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