jueves, 4 de agosto de 2016

CINCO DÍAS CON EL PUEBLO!

Por  Carlos J. Diaz Gómez

Desde hace un tiempo, llegue a la conclusión que para no querer ver, solo hay que hacerse el pendejo y que para ver, solo hay que abrir los ojos.

  Les digo esto pues muchos de ustedes que comparten la red social Facebook con un servidor se dieron cuenta que estuve por unos días en la isla de Saint Domingue (antes de la fusión, Republica Dominicana) y allí fueron muchas las cosas que decidí ver.

   Aclaro que no me refiero a los "moles" que tienen al dominicano pensando que son desarrollados, ni tampoco de las majestuosas discotecas capitalinas, llenas de gente decente, tigueres y chapiadoras.

Bueno para no cansarlos, la cámara lo vio así:

                                                                      EL GUARDIA
  No bien dejaba atrás el aeropuerto de Peña cuando la lucecita mas odiada por mi cartera se prendió. Carajo! grite a todo pulmón. Hay que echar gasolina y, como siempre, en el debate mental entre pararme o no, la visualización de un viajero y su esposa "arrempujando" un vehiculo me hizo ceder rápidamente a los deseos sedientos de este caprichoso tirano.

   Ya en la estación de combustible, conocida en el bajo mundo como "la bomba", me tocó estar, exactamente, al lado de un hombre y su motor, mientras el bombero y yo buscamos como abrir la boca del estomago de la fiera alquilada, este señor se nos acerco y con la astucia adquirida en mas de veinte años en la milicia, en dos segundos la abrió.

  Era él un primer teniente, obviamente había llegado a su rango por su largo tiempo de penurias, pues en su rostro afable y tez india también se reflejaba el hambre, mientras la bestia llenaba su estomago el miraba los numeritos y pensaba en cuanta comida podía  llevar a su casa con los mas de $2000 que yo le había ofrendado a mi amo.

  Al fin no aguantó mas y me dijo:"jefe, me puedes regalar un galón de gasolina?" yo, que una ves lleve un uniforme parecido al de él, inmediatamente cedí a sus deseos, solo que le pedí al bombero que le llenara el tanque a su motor. Eso causó que al teniente se le aguaran los ojos. Me dijo en voz entre cortada: "tu no sabes lo que siente un hombre al tener que pedirle a otro hombre", eso me rompió el alma, pues yo sabia por la razón que el pedía.

  Lo hacia porque es un hombre serio, no atraca, no escolta drogas, no protege sus puntos a través de peajes, no alquila su pistola a delincuentes, no para a los ciudadanos en los chequeos nocturnos para chantajearlos. Por eso pedía, por pendejo, por serio, cuantos como el hacen falta en esta patria de Duarte. Él es Duarte!

  Después de un abrazo, con su gasolina y $200 pesos que le regale, se fue. Cuando me monte en mi vehículo, mi esposa que había presenciado nuestra conversación estaba al borde de llorar,  yo aturdido, empecé a salir de aquella bomba que me había dado más que lo que había ido a buscar.

   Me hizo abrir los ojos y ver. Ver nuestra realidad. Que mientras unos ganan millones al mes por mantener el cambio del dólar a 45 y otras sanguijuelas charlatanas con corbatas, de todos los colores, comen manjares en su congreso, a  este in feliz su seriedad lo castiga.

 Que sorpresa la mía! Desde que Salí a la carretera, al primero que vi fue al guardia menta’o, pero esta vez en su jeepeta de dos ruedas.  Estaban su mujer y sus dos niñas. Los cuatro, al vernos, nos saludaron agitando frenéticamente sus manos. Lo hicieron hasta que nos perdimos en el aura. En ese momento pensé: este hombre no me mintió, no pidió para gozar, sino para resolver.

  Les confieso que ya las lagrimas bajaban por las lindas mejillas de mi amada,  mis ojos se aguaron, aun más, si no es porque privo en macho, me hubiese puesto a dar gritos como una vieja en unos rezos.

  Gente como él me hace gritar, que viva Duarte!! Pero también me hace pensar, hace falta Trujillo!


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