viernes, 5 de agosto de 2016

LAS BOLAS DE DANILO


Por Carlos  J. Díaz Gómez 
                                             
Entre mis recuerdos de infancia, en mi natal Barahona, están las varias ocasiones en la cual me desplazaba desde la ciudad hacia el Batey Central, una demarcación de nuestro pueblo que se encuentra a varios kilómetros de distancia y en la cual se encuentra el centro olímpico de nuestra provincia, sede de los V Juegos Nacionales, celebrados en el 1981, diariamente me dirijía a dicho recinto y era de costumbre popular, entre los jóvenes, pararse a la salida de la ciudad a pedir "una bola"  o mejor dicho a pedirle a cualquier ciudadano que estuviese manejando lo que sea, que nos llevara a nuestro destino, sin pagar un centavo. Eso era y todavía es una bola.
  Pensando en esos tiempos de antaño y viendo como este muy popular gobierno sanjuanero sale a los mas remotos puntos del país, todos los domingos, con una comitiva de relacionadores públicos los cuales captan cada charco que Danilo salta, cada abrazo a mujeres con grajo y sonrisa a los niños con los pies descalzos, me dije: el de antes no salía de la capital, pero este no sale de los carrandales", entonces dijo es que acaso no hay termino medio?

Entonces me vino esta idea que comparto con ustedes a continuación: en vez de una comitiva, que sea un ciudadano que pase por el Palacio ya sea en un motor, carro, camioneta, camión o furgoneta y le de una bola al presidente y lo lleve hacia donde están los problemas reales de esta "suciedad".  Claro está, el chofer de turno estará en la obligación de darle al presidente una bola para ir y otra bola para regresar al Palacio, después de todo el es el gobernante de todos en esta isla de todos y eso tiene sus privilegios. Por eso hay que darles dos bolas al presidente.
Si esto pasara en un fin de semana seria de esta manera:
El Viernes pasaría Marino, patanista, egresado de la Universidad de FENATRANO y ejerciendo en la ruta Santo Domingo-Puerto Príncipe, piiiii piiiiii, "presidente ya estoy aquí para darle sus dos bolas a la frontera"

  En ese trayecto este chofer, sacaría su ya acostumbrado litro de whiskey, rebasaría a los demás  temerariamente y, por supuesto, se pararía a conversar con otro HDP o mejor dicho Hijo De Puertos, en medio de la carretera, obstruyendo el trafico en ambas direcciones. Esto bajo la mirada de Danilo, el cual no le llamaría la atención para no disgustar al chofer ni a sus jefes, los dueños del pais. Como siempre se haría el loco pero seguiría siendo popular.  De camino vería una yipeta que a simple vista parecería con los vidrios ahumados pero en realidad es que estaba tan llena de Haitianos que su piel negroide cubrían los dos cristales. Eran 23, esta vez.
  Cuando llegó a la frontera quería comprar una botellita de agua; pero resultó que nadie lo entendía, pues nadie hablaba español. Todos allí eran "dominicanos de Danilo"; pero estos, al verlo, le rodearon, le adoraron, lo cargaron y en su dialecto selvático, lanzaron loas a su presidente. Él, a gritos, pedía a los presentes que, por favor, le tiraran fotos y le hicieran videos y que lo subieran a Youtube.

  Ya de regreso en la capital nuestro presidente se despidió de marino por haberle dado las dos bolas que tanto necesitaba para ir a la frontera.
El sábado, ya a las 9 de la mañana pasó un motoconchista el cual se había enterado que al Presidente le hacían falta dos bolas y allí estaba él sonriente y esperando a su líder, el cual lo había dejado igual de pobre que antes; pero tenia carisma o mejor dicho manejaba muy bien  el arte del allante.

  "Señor Presidente, vine a darle dos bolas. Vamos para la cede de la oficina de anti-narcóticos de la Policía Nacional, el DICAN. En ese momento, el nuestro risueño Presidente, palideció, se le viraron los ojos, le dio un dolor de estomago y dijo"compañero muchas gracias; pero creo que me he puesto malo, hasta diarrea tengo.  Hoy me quedare sin mis dos bolas; pero mañana hablaremos" y así vio Danilo aquel hombre desvanecerse con sus dos bolas. 
  Ya  muy recuperado, el domingo nuestro líder esperaba ansiosamente a su chofer de turno. Se sentía muy confiado, pues era Domingo y ese día el "mata". Es el día del aguaje, de repartir chelitos para obras que no resuelven, de entregar aulas a los mismos profesores analfabetos, es el día que se pone su gorrita e ignora las cosas que si importan: la  haitianizacion del país, gracias a su ley de no deportaciones, las drogas robadas por los policías, la carretera Cibao-Sur, obra prometida y nunca cumplida, en fin, ese día es como una confesión católica antes de la misa, todo perdonado y e’ pa lante que vamo’.

  Extrañamente dieron las doce y no llego nadie. Danilo, ya molesto, pues le están dañando su día se comunica con su Secretario de Prensa y le dice airadamente: "Marchena, donde están mis bolas?"

Este le cuelga y nerviosamente llama al jefe de las Fuerzas Armadas: general, que sabe de las bolas del Presidente? Este le dice: no se Ministro, no las he visto. Déjeme averiguar. El general llama al jefe de la Policía, todos los jefes castrenses, a los ministros de hacienda, cultura, presidencia, y nadie sabia nada sobre las bolas de Danilo. El general con pesar en su voz llama a Marchena y le reporta que nadie sabe nada al respecto. Este llama a Danilo y le da la noticia la cual aparecería al amanecer en todos los diarios del país:

  EL PRESIDENTE SE QUEDO SIN BOLAS, a lo que un sarcástico viejito en villa Juana respondió: FARMACIA MELLA!


                                                          CARLOS J. DÍAZ GÓMEZ

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