lunes, 9 de septiembre de 2013

Cuando la incompetencia se convierte en intolerancia

Por : Enmanuel Melo Cuello

Desde que el hombre aprendió un oficio, han surgido competencias por ser líder de grupo a consecuencia de esto, creando las guerras por dominar a los otros.  Quien no le temía al fuego tenía ventajas sobre los demás.  Quien dominaba el arte de  guerra, era venerado y amado, y así sucesivamente.

Las teorías que en la historia de la humanidad explican la aparición del hombre sobre la faz de la tierra en el origen del universo, evolucionista o creacionista, dejan entrever un evidente dominio de la raza humana sobre el resto de los seres vivos.

Y dijo Dios – “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales de la tierra” y el hombre fue creado a la imagen de Dios; creando luego a la mujer les dijo: Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad todas las especies que en ella habiten” génesis 1, 26-28.  Hacemos esta acotación, por el legado que nos dejaron nuestros ancestros (los que escribieron estas frases), el cual nos imprimió ese supuesto poder supremo sobre todo lo que creemos está por debajo de nuestras cualidades HUMANAS, RACIALES, MORALES Y PROFESIONALES.

A diario y en todos los niveles sociales de todas partes del mundo, vemos casos donde una persona que no reúne las cualidades necesarias para estar al frente de un grupo, institución o de un país, es quien ocupa la posición cimera de la misma, ya sea por herencia familiar, coyuntura económica o política o por desconocimiento de las masas sobre a quién están eligiendo en un determinado momento,  producto de deseos de renovación para fomentar la pluralidad de sucesión y cambio, o simplemente por fanatismo político,  creando esto un desbarajuste capaz de comprometer y destruir imperios (ya hemos visto esto en nuestro pasado no muy lejano).

La incompetencia no quiere decir que una persona no tenga conocimientos, o que sea un enajenado mental, o un inepto;  porque un individuo con amplios conocimientos de un tema puede estar apto para realizar determinadas tareas, como por ejemplo: crear proyectos sobre el tema que domina y puedan dar buenos frutos para el bien común, diseñar estrategias para conseguir los objetivos deseados.

Sin embargo, no necesariamente esta persona tiene la capacidad para dirigir a los demás, para ser el líder entusiasta y motivador que se necesita para conseguir que esas mismas estrategias sean llevadas a cabo con éxito o que el proyecto se materialice.

Pero a pesar de que esta misma persona que tiene la preparación y dominio de una rama del saber o quehacer de interés colectivo, sabe  de sus limitaciones para ser líder y que ha hecho todo lo que está a su alcance para superar los obstáculos que tiene por delante, que le impiden  llegar a ser el guía, dirigente o cabecilla de un grupo,  institución, empresa o nación, se empeña en ser él y solo él quien tenga el poder, quien dirija, coordine y mande, entonces este ser con conocimientos se convierte en un INCOMPETENTE E INTOLERANTE destinado tarde o temprano al fracaso y descrédito de las facultades positivas que pudiese tener por la necedad de tener PODER sobre los demás.

Tocando el tema del poder y querer ser líder, el doctor SIGMUND FREUD  dijo lo siguiente: Hay algo en el instinto humano que le impulsa hacia el dominio de los otros  y  - al mismo tiempo – hay algo en los otros que les impulsa a dejarse dominar por el uno.  Mesclando el PODER CON EL DESEO, según el  filósofo alemán,  ARTHUR SHOPERHAUER, donde el deseo de poder adquiere tres formas fundamentales que son;  1- El deseo de diferenciarse de los demás, de ser reconocido, ser alguien único e irrepetible, 2- El deseo de poseer cosas, bienes o dinero, y 3- El deseo de dominar, de gobernar a los otros, enseñarles o influir en ellos.  De manera que podemos resumir EL PODER en tres infinitivos que son: DISTINGUIRSE, DOMINAR Y POSEER.

Este deseo de PODER lleva al individuo INCOMPETENTE, pero con cierto alcance, a convertirse irremediablemente en INTOLERANTE, siego de su propia carencia, incrédulo de los comentarios que lo adversen o contradigan su pensar, llegando a creer que solo es producto de la envidia o del deseo de los demás de alcanzar el mismo objetivo que él persigue, es incapaz de aceptar que alguien pueda bien aconsejarlo y cuando esta persona llega  a ocupar la posición de supervisión o dirección, cuidado de no actuar como quiere o cree este seudo líder que debiese ser.

 Ahora viéndolo  más directo en el plano empresarial, para que las personas descubran cuál es su punto de incompetencia laboral, deben preocuparse por encontrar la raíz del problema; las cuales pueden darse por diversas mociones: ascensos a puestos para los cuales no está capacitado; falta de motivación personal; Incapacidad para trabajar en equipo; Gerencias rígidas y mandos medios mediocres; pérdida de los objetivos  y metas a su cargo; decepción por las políticas ambiguas de la empresa; carencia el liderazgo de sus superiores; conformismo; pero lo que más abunda y hace creer más importante al individuo es, el exceso de burocracia.

Si fuésemos coherentes con relación a nuestras capacidades y limitaciones, si reconociéramos y aceptáramos que NO TODOS NACIMOS PARA SER LIDERES, que NO TODOS PODEMOS SER DIRIGENTES EXITOSOS; que debemos esforzarnos por ser el mejor en lo que realmente somos buenos y sabemos ejecutar a la perfección, nos acercaríamos mas a lo que deseamos y nuestra sociedad, nuestro entorno fuera un lugar más placentero, tendríamos menos problemas y pudiéramos poner todos MANOS A LA OBRA.

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