martes, 3 de septiembre de 2013

¡¡¡ INTERESANTE !!!Frank Adolfo nos habla de sus vivencias y su inicio en el arte…

Fuente: Biran NY
Por Justo Manuel Luperón
Se ocupó un ejército de jóvenes de ambos sexos a competir entre sí, animados sólo con el espíritu de la superación correcta, digna.  Sin otra pretensión que –como una vez dijera Lord Baden Powell de Gilwell: “Dejar este mundo un poco mejor de como lo hemos encontrado”- cambiar las cosas que veíamos a punto de adelantar con la excelencia personal.
Las familias de los barahoneros de ese entorno, estaban dispuestas a echar hacia adelante las instituciones del pueblo.  Se operó un enjambre de actividades orquestadas todas por esos muchachos ansiosos de ver el progreso llegar.  Barahona es un pueblo hospitalario y sus puertos y los negocios de exportación que son catapultas –como la abeja al panal, atraen- para la sociabilización, el despegue de la economía y los experimentos; porque teníamos fuertes corrientes a nuestro favor para el aprendizaje.
Contactos con extranjeros de todo tipo y extractos sociales.  Atención de los funcionarios que representaban a Barahona en el tren administrativo y en el entorno del Jefe, quienes se preocuparon por dotar a Barahona de bases para su desarrollo. (Ahora que muchas veces no se cuajaran las promesas, me consta de como diligenciaban nuestros representantes.  El empeño que desplegaban por lograr “algo” para su pueblo, Barahona.).  Un verdadero, genuino ambiente de solidaridad de pueblo unido y dinámico.  Fuimos una provincia pujante.

Y, precisamente, en ese marco yo estoy ahí: pintado.  Aprendiendo, haciendo.  No yo.  Todos esos jóvenes del momento que nos tocó cambiar las cosas y las cambiamos.  Claro que sí.  Hicimos todo por Barahona. Nos fajamos en todos los terrenos logrando la diferencia; y, Barahona, que está en el mismo centro de nuestros corazones de ciudadanos diligentes, ha sido desde ese entonces, MEJOR.  Al menos la veo en mi interior.
Eduardo Lama
En dicho entorno emocional, que me asiste con estos puntos expuestos, he logrado entrar al cuadro de locutores de Radio Barahona.  (Con Trujillo como norte.  Símbolo de fe y democracia.  Transmite Radio Barahona, La Voz del Birán.  Con sus estudios instalados en la calle Apolinar Perdomo 1-A –Yo hacía un cantaito en el A… que me caracterizaba.  “Estilo y elegancia, ¿verdad?  No…no).  Presentamos a continuación (después de haber dicho la hora).  Su programa estelar de la tarde: “TIMOTEO Y DON BENANCIO” , con la actuación de Justo Luperón, en el papel de Timoteo y Reinaldo Carrasco Ruíz, en Don Benancio.  Luego en el desarrollo del libreto, que escribía Eduardo Lama, todas las tardes, desdoblábamos la voz para producir los personajes: La Carcacha, el burro, y el bobo (Reino hacia estos sonidos y voces.  Era un fenómeno, mi leal y buen compañero de trabajo).  Duramos un largo tiempo en esas emisiones de la tarde con una audiencia espectacular.
Entiendo que fue un agobiante trabajo, que aunque le gustaba a Eduardo Lama, hacerlo, su labor de gerente en la tienda de Don Antonio, quizás no le permitió hacer mayor hincapié para darle la vuelta al proyecto. Quedó en un estanco.  Muchas veces Reino y yo teníamos que improvisar y a poco minose el deseo, pues el trabajo, dentro de nuestras funciones de locutores, exigía otra dinámica.
Yo era animador de cabina durante el programa de complacer peticiones, auspiciado por mí papa Don Antonio Méndez.  A nombre de La Farmacia Méndez, donde se tenía que adquirír una tarjeta –por cinco centavos- para ser llenada con los nombres de las personas que, entonces, yo saludaba.
Estaba preparado para ser el empresario, que luego fuí. Soy emprendedor y busco dar un paso de avance en todo instante de mi vida.  Trabajo y soy persistente.  Difícil dejo de lado las responsabilidades, que por muy estresante que parezca y puede ser, le doy con to’ el pié, caiga lo que caiga y lo que venga por añadidura. Las cosas una vez se presenten, son para darles las prontas y adecuadas  soluciones, cuando estén en tu dominio.
Como tuve excelentes relaciones con los “jefes, dueños de plantas”: los locales de los cines.  Hice arreglos con Pipito Lagares y mi adorada Doña Ercilia, con la ayuda de don Sócrates.  Me tenían sumo cariño, porque desde pequeño hicimos negocios.  Mi señor Padre, Don Justiliano, todos los viernes en la tarde, me depositaba una funda con cientos de pesos para que fuera, con una lista al almacén de Los Lagares-Lama, ubicado frente al mercado central.  Un ritual como para que vaya asumiendo en la acción mis responsabilidades comerciales.

Así se ocupó mi padre de enseñarme: haciendo y por otro lado: me encomendó a mi tutor amado Don Clodomiro Gautreaux, para que me formara en su centro de estudios comerciales, “Instituto Clodomiro Gautreaux”, en las disciplinas de Contabilidad, Mecanográfica, Cálculos Mercantiles y Taquigrafía, institución que don Clodomiro compartía con su responsabilidad de Director de la Banda de Musical Municipal.

Destaco la ternura y pasión con la cual me cuidó mi querida doña Nieve Piñeyro, porque para esa ocasión sólo tenía trece años y mi señor Padre, había fallecido (12-16-57), en San Pedro de Macorís, donde fuera llevado en búsqueda de su salud ante prestigioso médico extranjero, destacado en ésa.  Por tanto, don Clodomiro asume el rol de

mi tutor, por la gran amistad que existió entre esos dos inmejorables amigos.

Esta base permitió seguir hurgando en los linderos del saber; de ahí, que tanto yo, como los adolescentes de la época gustábamos de acercarnos a nuestros mayores tras la adquisición  de conocimientos. De suerte que, mis contertulianos eran, Don César Augusto Suero (a quien le daba a corregir mis artículos que publicaba en el periódico de Barahona “El Momento”.  Él lo hacía con gusto); don José Altagracia Robert; Don Antonio Méndez; el librero Don Daniel, miembro de la Iglesia Evangélica; Doña Ruth Reina, creadora del Colegio Barney N. Morgan, donde curse mis estudios básicos; Don Nene Cuello; el primo Vargas, donde iba de vez en cuando a escuchar música clásica en su casa del Barrio Mejoramiento Social, frente a la Base Aérea (de ahí extraje el conocimiento de, qué era una Sílfide, él se ocupó en ilustrarme.   Por lo que ya en la capital, siendo el  locutor y productor de la primera emisora de FM en Rep. Dominicana “Radio Ciudad Primada”,  cuyo propietario lo fue, José A. Semorile, (además de “Tele Inde Canal 30”, más tarde “Tele Inde Canal 13”, en toda la empresa me destaqué como la Voz oficinal de los medios y Director de la Academia de Producción de la Empresa Televisiva.  Producíamos para Radio Televisión Dominicana el programa nocturnal “Un Block para la Escuela”.


Todo esto en la década de los 70’) produje un programa que titulé: “Sílfide incomprendida” que luego se convierte en mi primera obra literaria, espitaría, bajo el mismo título.

Esa ha sido mi constante, toda mi vida, he dado un paso hacia adelante y viendo lo que existe después de la curva, antes de llegar.  Leyendo entre líneas.  Eso me ha permitido en tan corta edad, llegar a lugares insospechados, dentro y fuera de mi lar nativo y país.  Codeándome con personajes y altas personalidades de las distintas áreas del conocimiento humano.
Y en la capital, donde me traslado, atrapando horizontes para acercarlos a mis laboratorios.  Intento con Onda Musical y La Voz del Trópico.  Dos objetivos bien definidos.  Cuajo en RPQ, Cadena Azul. Produzco un programa de, preámbulo, quizás, del que años después hice en “Radio Ciudad Primada”: Contestando cartas de amor.  Daba consejos a despechados y despechadas que me escribían.
Desenvolviéndome en la radio en la ciudad capital, cuajé buenas relaciones con artistas y empresarios.  De suerte que me dispongo a trazar un puente entre Barahona y ciudad Capital.  Me agencio alianza con Papi Lafontaine, empresario Puertoplateño, que me apoya y hace los contactos con la carpeta de artistas que el manejaba, la puso a mi disposición.
“Producciones FA”.  La de los Grandes Espectáculos.  Tuvo justificación.  Mañana, las principales peripecias que tuve que sortear para arribar a la culminación de mis propósitos, con el acoso de los inspectores del Ayuntamiento y las trabas múltiple afrontadas en el desempeño del trabajo; pugna entre las licoreras rivales en medio de las cuales estaban mis intereses comerciales.  Anécdotas que posiblemente causen algunas ronchas por sus verdades e interioridades.

Ya volvemos en breve.

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