Rvdo. Alfredo Ferreras |
Diputado Francisco Matos Mancebo |
La humildad y la vocación de servicio son sus prendas más visibles, intuyen desde su mocedad que no son seres superiores; pero sí convocados para asumir grandes responsabilidades; y porque tienen la certidumbre de haber nacido para servir a su Patria y trascender su época, lo hacen con irreductible determinación, y más allá de las humildes comarcas que les sirven de cuna. A este selecto grupo de paladines forjados en los moldes de sus limitaciones gentilicias, pertenece el diputado al Congreso Nacional en representación de la hidalga provincia de Santiago de los Caballeros, ing. Francisco Antonio Matos Mancebo; nacido y criado en la comunidad de Mella, municipio de la provincia Independencia, en el sur profundo de nuestra República.
Las coordenadas del mundo presente muestran puntos donde convergen líneas cuyas características son tan perturbadoras como intrigantes; puesto que en esas convergencias están la opulencia total y la pobreza extrema, privilegios reales y seres en la ignominia, fantasías desbordabas y abyectas necesidades; excesos de recursos y la nada vergonzante. Jamás en este planeta tierra, en ningún tiempo ni espacio, ha existido ni existirá una sociedad de iguales; porque el mismo ser humano lleva intrínseca la triquina de la desigualdad; pero sí podemos aspirar a una sociedad donde se reduzcan los laberintos de irracionales e inconcebibles desigualdades, de tal manera, que el planeta resulte un hábitat más apropiado para todos.
En el específico caso de la República Dominicana, nadie mejor que los hombres y mujeres que Dios ha privilegiado con eminentes posiciones políticas y elevadísimo status económico, para concebir, diseñar e implementar propuestas para el bienestar social; sujetas siempre al marco de la civilidad y la justicia, anulando de esta manera las pretendidas soluciones ofertadas por utopías desfasadas en tiempo y geografía; negadoras de inalienables derechos del ser humano, y que en ninguna parte han probado ser soluciones para nada.
En aspectos muy vitales y variados, nuestra sociedad es un cúmulo de distorsiones e irregularidades incubadas por décadas; es deshonesto negarlas u ocultarlas.
Es lamentable la ausencia de voluntades prestas a confrontarlas y solucionarlas en forma definitiva. Entendemos el alto costo político que conlleva la solución de algunas de ellas, no ha existido el necesario olfato para detectarlas o ha faltado el sentido del deber; sin embargo, algo se ha logrado en los últimos tiempos, aunque es más lo que falta por hacer. Postrándonos ante la verdad reconocemos notables mejorías en la organización del Estado, en estructuras viales, en las comunicaciones, más eficacia en los sistemas tributarios, desarrollo agroindustrial y otros.
Denunciar y mostrar problemas y no ser capaz de explorar o sugerir posibles soluciones, es un acto de irresponsabilidad cívica; pero ser indiferente a esas necesidades, estando en una posición de Estado desde la cual impulsar soluciones, y no hacerlo; es un grosero despropósito de sadismo social e inmoralidad política.
El diputado Francisco Matos Mancebo, desde su curul en el sacro recinto del Congreso Nacional se posiciona a la vanguardia en la lucha contra un fenómeno que lacera de modo inmisericorde a los sectores económicamente más sensibles de la sociedad dominicana: TARJETAS DE CRÉDITO. De este modo, hace suya una de las tantas necesidades insatisfechas, la procesa, la hace propuesta de ley; con pertinencia la somete a su hemiciclo legislativo, da seguimiento y vigila celosamente con el grandioso anhelo de verla convertida en una realidad legal.
Es indudable, que esta propuesta confrontará al diputado Matos Mancebo con el fuerte e incidente sector bancario dominicano, con “notables” acostumbrados a percibir altas sumas por sus cuartillas y opiniones audibles y; muy lamentable, tendrá que confrontar a muchos, que están llamados a solidarizarse con él en esta cruzada de dignidad: Los funcionarios designados por el Gobierno para velar por la salud financiera de la Nación (Banco Central, Superintendencia de Bancos y Junta Monetaria); y los confrontará porque éstos, en la praxis, no son otra cosa que incondicionales al servicio de los oligopolios financieros; sin embargo, al someter el referido proyecto; tan trascendental y de tanto riesgo político, el diputado Francisco Matos Mancebo tiene la certidumbre, que su compromiso con la sociedad dominicana es mucho más fuerte, determinante y poderoso que la convergencia de fuerzas e intereses que accionen contrariamente.
El diputado Matos Mancebo es un experto en tabaco y procesamiento de alimentos, master en Gestión Ambiental y un meritísimo ingeniero agrónomo especializado en Producción Animal; pero ha sorprendido al conglomerado financiero dominicano, a sus compañeros legisladores y a todos los sectores nacionales con una propuesta de ley tan ajena a sus dotes profesionales; una propuesta, cuyo trascendental contenido la convertirá en frontera entre el antes y el después en lo concerniente al expansivo universo de las tarjetas de crédito en República Dominicana.
Qué pudo inspirar al diputado Matos Mancebo a someter una propuesta de alcances tan humanos y de tanto riesgo político. No especulamos al responder, que su creciente compromiso social es dínamo que lo impulsa y el eje axial sobre el cual rotan sus ideas. El diputado Francisco Matos es un hombre de recias convicciones; por consiguiente, estima que el rango legislativo lo catapulta como celoso promotor de la justicia social y la consolidación de las instituciones democráticas.
De Bernard Shaw, el recio escritor y crítico irlandés tomamos prestada una frase que justifica y apuntala al proponente del PROYECTO DE LEY DE TARJETAS DE CRÉDITO Y DÉBITO: "Según las leyes de la aerodinámica la abeja no debería volar, pero como ella no sabe de leyes y ciencia, y como no le importa si es posible o imposible; se lanza a volar y además fabrica miel"; por tanto, formular propuestas para el bienestar de la nación no es un privilegio reservado para notables estadistas, egregios jurisconsultos y consumados legisladores; es también un compromiso de quienes negándose a sí mismos, asumen sin reservas ni condiciones los encargos del pueblo, de quien verdaderamente emanan todos los poderes.
La literatura épica ha sido tan tenaz, que una persona medianamente informada no duda en asignar a los hombres de pólvora, espada y machete la principalía en los eventos de la historia. Es cierto, que estos hombres delimitaron y resguardaron las fronteras de sus pueblos; pero ellos no crearon los pueblos en su calidad de conglomerados cívicos regulados por instituciones. Las figuras que parieron códigos de leyes que forman parte del patrimonio mundial, y que han servido como modelos para la creación de naciones fueron los legisladores.
- No conserva su lugar en la historia y en la tradición universal el notable código de leyes formulado por el babilonio Hammurabi, 1800 años antes de Cristo?
- Qué decir de la extraordinaria aportación de Moisés para el vigente mundo judío?
- No es el gran Solón quien emite sus destellos en un crucial momento de la vida ateniense, cuando se necesitaba una profunda reforma militar y un nuevo marco jurídico y económico?
- No son los legisladores romanos los constructores de un sistema legal que ha pervivido durante 2000 años, y es la cumbre de sus aportaciones a Occidente y a la civilización mundial?
- Y cientos de ejemplos más que perfectamente podemos enumerar.
El legislador se forja en la medida que es capaz de encarar sus responsabilidades y hace conciencia de su extraordinario rol en la sociedad y, consecuentemente, cuando formula y hace propuestas objetivas en beneficio de los ciudadanos y del más preclaro interés nacional.
La secular acumulación de distorsiones impone mirar sólo hacia adelante, porque es mucho lo que falta por hacer, y no existe mejor ángulo para contemplar las necesidades del pueblo y vislumbrar el porvenir, que las alturas del primer poder del Estado: El Poder Legislativo. El legislador tiene compromiso con el futuro, deja atrás ál pasado; lo mira a través del espejo retrovisor del tiempo sólo para evitar tropezar dos veces con la misma piedra.
“Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero ninguno tiene el mismo horizonte”.
Konrad Adenauer |
Cuánta verdad encierra esta frase de Konrad Adenauer, el verdadero creador de la moderna Alemania. Sin necesidad de halagos vacuos e irrelevantes afirmo, que la propuesta del diputado Francisco Matos Mancebo, evolucionada en el material pedagógico que hoy entrega al pueblo dominicano, lo muestra y conservará como sencilla ave, pero con poderosas alas; dispuesto a dar lo mejor de sí por el bienestar de la Patria, aunque tenga que volar más allá de las estrellas.
Permita Dios, que otros legisladores, en la intimidad de sus convicciones, puedan adoptar y hacer suyas otras necesidades de las tantas acumuladas en la sociedad dominicana, y no sólo cedacearlas y someterlas a la fragua del Congreso Nacional; si no también, hacer el necesario esfuerzo para que éstas lleguen a la totalidad del pueblo como brújula orientadora hacia horizontes de común bienestar.
El todopoderoso Dios ilumine y preserve a nuestros legisladores.