martes, 30 de octubre de 2012

LA REALIDAD DE UN PUEBLO CAMBIANTE SIN EXTRATEGIA NI GARANTIA CULTURAL.

Por: Luis Matos

 ¡Una realidad!  es el cambio de nuestro Barahona con un desarrollo galopante sin ningún tipo de planificación.

Hagamos un traslado del pensamiento a los años románticos del otrora Barahona en donde la juventud se preocupaba de su reputación y calidad de vida, el objetivo de estudiar era saludable para socializar entre sí.

Luis Matos
El desarrollo de la comarca ha tenido un crecimiento desafortunado y con muchas precariedades económicas donde la juventud desacelera su objetivo básico: formarse en sanidad, en pro de las drogas, atracos y delincuencia descontrolada, fruto de la falta de programas serios para prevenir los males que nos aquejan y oportunidades para un desarrollo integral, con fines a la proyección de una vida más sana y prometedora de estabilidad emocional que garantice un presente estable sin temor a lo malo como en estos momentos se desarrolla la sociedad dominicana.

Ayer fuimos jóvenes deportistas, emprendedores de ideas con fines de abrirnos un presente mejor, hoy la delincuencia nos crea el temor de hasta ser padres, debido al desarrollo equívoco de una sociedad indolente como la desarrollada en nuestro país en  donde no  hay respeto a nuestros semejantes  y el espíritu de imposición  de las autoridades ha doblegado al hombre para someterlo al bandolerismo común por las necesidades que el sistema le carga sin pensar en las consecuencias que esto le pueda imponer en el futuro cercano.

Con las cargas que el Estado está imponiéndole a la mazas pobres del país se nos estará saliendo de las manos el patrimonio que Dios predijo en igualdad de condiciones a todos los hombres en la tierra.

Para nosotros los dominicanos es una mentira y el sueño cada días más se nos distancia para los logros sociales del hombre y se convierten en pesadilla. Tenemos una economía que sólo favorece al grupo que está en el poder. No tenemos medidas. El enriquecimiento ilícito de los funcionarios de los diferentes estamentos del Estado viene a ser un juego común para los que gozan de esa oportunidad.

Con gobiernos centralistas, como los que hemos tenido en los últimos 50 años, que han tenido la oportunidad de dirigir el Estado, hemos percibido el desequilibro de una nación sumida en la pobreza por los malos gobiernos cuyos funcionario sólo han pensado en un enriquecimiento personal sin reflexionar que fueron electos para distribuir con justicia (dar a cada cual lo que pertenece) la riqueza de una nación que ha demostrado civilidad y madurez. Tenemos cargas impositivas descontroladas con fines de saciar intereses personales. Los funcionarios exhiben  riquezas difíciles de alcanzar con los salarios que les han correspondido en todo su ejercicio. Son portadores de grandes riqueza las que no pueden demostrar de donde salieron ; pero son ignorados por la justicia nuestra. Un representante de la Policía Nacional con un salario de 75,000 mil pesos mensuales jamás  podrá mostrar riqueza que sobre pasen los 50 millones de pesos. En nuestra sociedad eso es común. Se han adquirido apartamentos que cuestan 65, millones de pesos. Es eso posible?

Creo que una investigación  a estas adquisiciones tendría como resultado el pago de la deuda externa de la Rep. Dominicana, por el gran capital decomisado que obtendría el Estado de los corruptos y lavadores de riqueza ilícita en la nación.

Las promesas a nuestro Barahona viene siempre a ser una burla de los mandatarios y funcionarios del Estado que nos menosprecian, aun reconociendo que la región sur ha sido el pilar de mayores fuentes de profesionales en los últimos años;  pero desafortunadamente, se ven obligados al abandono de la región por falta de garantías de un trabajo digno y la poca ayuda que le han dado los mandatarios en los últimos 50 años de existencia. Muestra de ellos es que hasta el día de hoy nos tienen aislados del lado norte como si fuéramos dos enemigos, tal cómo las dos coreas. Esto es sólo por el temor a una descentralización estatal que le dé un empuje de desarrollo económico al sur y norte directamente sin la intervención del centralismo como hasta el momento se nos ha tenido viviendo.

Es extraño que un mandatario conocedor del desarrollo pluvial como el nuestro mantenga al país aún desconectado como está si el progreso de una nación se deriva de las conexiones y rapidez con que los productos lleguen a los mercados. Así  se dinamiza la economía de la nación para el logro de un desarrollo sostenible y lograr la estimulación al trabajo del hombre del campo y de esta manera mantener la nación enriquecida con los productos agropecuarios que nos regala la madre tierra.

Para Barahona esto es imposible ya que no tenemos los caminos vecinales en condiciones óptimas. Las dificultades que esto representa son tan grandes que el hombre del campo, al ver su vida en desventaja, pierde el interés por la agricultura y determina trasladarse a las ciudades en  donde por no tener conocimiento de ella se convierte en una carga más para el Estado y, de esta manera, puede comenzar la vida en delincuencia de los barrios saturados del hombre de campo sin  posibilidades de desarrollarse en una urbe desconocida y sin preparación alguna para sobrevivir en ella.

Preparemos nuestra nación dándole igualdad de condiciones a cada provincia para que sus hombres tengan la oportunidad de ver y determinar sin tener que ser parte de las demarcadas necesidades de una región. Equilibremos nuestro presupuesto en condiciones iguales y no sólo en el centro de la nación que, al final, sólo nos dará pobreza y necesidad como ya estamos sufriendo por que el hombre del campo no se siente con garantías de seguir cultivando la tierra.

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