Por: Virgilio Gautreaux P.
Virgilio Gautreaux |
Algo que muchas veces no reclaman los sureños, son sus aportes, sacrificios y respaldo con las armas, a la formación de la República Dominicana. Fue en las tierras del Sur donde se dieron los combates más cruentos, donde los sureños con su sangre generosa, abonaron el árbol de la libertad. Durante la gloriosa jornada de La Restauración, volvieron los hombres y las mujeres del Sur a decir presente. Durante la primera invasión norteamericana (1916-1924), intelectuales sureños de Azua, Barahona, San Juan de la Maguana, realizaron numerosas jornadas de protesta, tales como reuniones, proclamas municipales, publicaciones impresas y comunicados en la prensa nacional. En 1965 los mayores contingentes de civiles combatientes, nuevamente los aportó el Sur.
Nuestro Sur-con grandes riquezas insuficientemente explotadas-ha padecido el descuido de los diferentes gobiernos que hemos tenido desde los primeros años de la independencia nacional. Nuestras tierras llenas de cambrón, guasábara y bayahonda, con un sol abrasador y altas temperaturas, han forjado legiones de luchadores que con esfuerzos extraordinarios ponen a parir sus predios. Abandonados a su suerte, con poco apoyo del Bagrícola, de las diferentes ventanillas financieras gubernamentales y la ausencia de programas desarrollistas agroindustriales, el Sur navega en medio de Sunamis de pobreza, analfabetismo, desempleo y desesperanza.
Sin embargo, acostumbrado a la dureza del clima y la indiferencia de gobiernos, el Sur es importante suplidor de alimentos y materias primas para agroindustrias. Su clima agreste ni las frecuentes inundaciones que de forma cotidiana le afectan, no han sido obstáculo para la creación de legiones de agresivos e innovadores productores agropecuarios.
En el área cultural, deportiva y artística, el Sur también ha realizado grandes aportes. Las siete provincias que integran la región Suroeste son asiento de hermosos paisajes, vastos recursos naturales y existe una diversificada fauna y flora. Sus numerosos ecosistemas, son aptos para programas de turismo sostenible. Sus amplios valles, acuíferos y sistemas montañosos con su clima variado, son la base para grandes inversiones en el marco de un desarrollo armónico hombre-naturaleza.
Sin embargo, a pesar de sus grandes riquezas inexplotadas, una excelente dotación de jóvenes profesionales, buenos agricultores, excelentes mecánicos y operarios, así como una pléyade de expertos en desarrollo local y comunitario, los programas de desarrollo y una parte importante de proyectos con fondos internacionales, se van para otros lugares de la nación. No solamente los recursos presupuestarios se concentran en otros lugares, sino que al momento en que aparece un inversionista interesado en desarrollar un proyecto en el Sur, encuentra mil obstáculos, especialmente en las oficinas de los ministerios que deben facilitar la inversión de capitales foráneos.
Actualmente las siete provincias Suroestanas tienen 28 legisladores, una de cuyas principales funciones debe ser defender radicalmente que los recursos presupuestarios del 2013 se inviertan en nuestras comunidades. Cada uno de nuestros legisladores debiera tener un “cuadernillo” con todas las obras contempladas a ejecutarse mes por mes. Todavía es tiempo de que ellos elaboren sus“nominillas” de proyectos e indaguen sobre cuales se iniciaron, los que no, sus causas, si hay falta de fondos, si se licitaron, etc.
En esta labor nuestros congresistas pueden ser auxiliados por los gobernadores provinciales, los Síndicos y los funcionarios de las instituciones públicas en nuestras siete provincias (muchos de los cuales se mantienen muy calladitos).
Nuestros delegados ante el Congreso Nacional deben saber que aún le quedan siete meses (Julio-Diciembre) para realizar todas las diligencias que se ameriten, a los fines de que las justas aspiraciones de desarrollo humano de centenares de miles de suroestanos, no se queden nuevamente en los papeles.
Cada vez que se contrate un nuevo préstamo de desarrollo, nuestros legisladores deben procurar que se incluyan en los proyectos, comunidades sureñas. Es frecuente leer en la prensa que a cada rato se inician programas de desarrollo sectoriales y nuestras demarcaciones quedan fuera. Es cierto que se están ejecutando varias obras en nuestro “Sur Profundo”, como despectivamente nos llaman, pero los años de atraso acumulados y los pésimos indicadores sociales prevalecientes en la región, requieren de mayores esfuerzos.
Estamos a mediados de año y es momento de realizar esta investigación. Se puede hacer una especie de “División del Trabajo” en la cual los legisladores se asignen responsabilidades por sectores. Son muchas las grandes y pequeñas iniciativas actualmente paralizadas porque no hay doliente que las reclame. Cuando una región “se duerme”, las otras le comen los caramelitos. A centenares de miles de suroestanos les gustaría que sus congresistas defendieran con mayor vigor y dinamismo la Ley 28-01 de incentivo fronterizo.
Nuestros 28 legisladores en este trabajo de apoyo a las iniciativas desarrollistas suroestanas, pueden convocar reuniones para que respaldemos sus iniciativas. Nuestras colectividades deben ser empoderadas, incorporadas proactivamente y convertidas en agentes colectivos del desarrollo.
Los sureños radicados en las siete provincias, en la capital y Estados Unidos, deseamos participar en esta cruzada desarrollista.
Nuestros legisladores tienen la palabra.
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