Por: Praede
Olivero Feliz
Hoy quiero rendir homenaje a mi primo David Olivero
Segura, no quiero pensarlo, ni verlo, ni sentirlo muerto, porque para mí
siempre estará vivo, en mi memoria, en mi pensamiento y en mi acción, David
vive en el corazón de toda mi familia.
Sé también que muchos amigos jamás lo olvidarán,
demasiado acompañamiento y solidaridad, no sólo se pueden pagar con la
ingratitud de los hombres.
Con el aprendí, en mi época de mayor radicalismo, que en
todos los partidos hay gente buena. El un reformista a carta cabal, puedo decir
que fue el último que me salvó la vida, Edgar Augusto Féliz Méndez, fue el
penúltimo.
Era el año 1991, habían destruido el local de la Unión
Nacional de Estudiantes Revolucionarios –UNER- en el Marión, en la UASD,
muerieron allí mis queridos compañeros y hermanos Mármol, Ayanis y Pedrito, a
penas a 300 metros de la casa de David en la calle Julio Ortega Frier número
11.
Yo vivía casi frente a David, en una pensión de Lilian,
en el cuarto nivel, en el número 8 de la misma calle y aunque Omar Lazala era
el nuevo jefe de la UNER, sobré mí cayó toda la represión del Estado y la orden
era clara: “No lo traigan vivo”
Me persiguieron en la Capital, en Barahona y por todo el
país, pero Edgar me protegió como Fiscal de Barahona, me agachó y me salvó la
vida, lo que le agradezco eternamente.
Usé mis medios, llegué a Santo Domingo desde Barahona y
una comisión compuesta por Wilson Gómez de Adoma, Mario Suriel, Secretario
General de la UASD y varios estudiantes de Barahona, me entregó a la Policía
Nacional.
Ahí se inició la verdadera defensa de mi vida, en el
palacio de la policía sufrí
mal trato, presencié torturas, mientras David
Olivero Segura pulseaba con el General Rodríguez Arias, refutando cada
imputación falsa, la principal era la de ocultar, trasladar y proteger armado a
Máximito y a Rafaelito Pimentel, asesinados por la Policía.
No paró David hasta desmontar la trama criminal en mi
contra, día a día confrontó con Rodríguez Arías, con el Coronel Madé, jefe de
explosivos y con Campusano jefe del Servicio Secreto de la P.N. que torturo a
Narcizo, un joven del Barrio Capotillo, en mi presencia, lo que denuncié en
presencia del jefé de la Policía y David.
Logró mi primo mi libertad, que me levantaran el cerco
policial y la vigilancia abierta. Todo esto ocurría en los últimos 10 años de
gobierno de Balaguer, gobierno de David al que desafió por mi libertad y mi
vida. Así lo vi interceder por muchos cabraleños, barahoneros y dominicanos,
buscando libertad, empleos, apartamentos, becas, tierras, etc… por eso y mucho
mas, rindo homenaje póstumo a David Olivero Segura.
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