El 30 de junio fue declarado día
del maestro y digo yo, de la maestra. Juan Bosch está en el epicentro de tal
decisión y con él todos los maestros y maestras que le antecedieron, le fueron
contemporáneos y le han seguido.
El maestro otrora semi Dios, ha
desaparecido, el respeto hacia el maestro ha disminuido y la protección estatal
no se siente con efectividad, se habla de todo, se mejora la infraestructura de
la educación, se hace énfasis en la tanda extendida, el desayuno escolar, etc…
pero al momento de hablar de mejorar las condiciones de vida del maestro, de
aportar a su actualización, la puerca tuerce el rabo.
Yo nunca imaginé que u alumno
tirara piedra a un maestro, que le sacara chilena, que lo hiriera con arma
blanca y todo eso se ha visto, lo que habla de la descomposición social en
general y el deterioro de las relaciones entre los actores del drama educativo.
La gravedad del caso es mayor con las agresiones entre estudiantes y los
conflictos con el personal administrativo, lo que debe ser superado en una
relación de hermandad y compañerismo en la comunidad educativa.
Tampoco imaginé que el estado
dejara morir tantos maestros por no atender adecuadamente el seguro médico y
los servicios de salud de los maestros. Me ha causado profunda pena y dolor ver
sufrir a tantos educadores por el deterioro de su salud, sin tener los recursos
para hacer frente a sus dolencias.
También me ha causado rabia ver
que el Estado Dominicano, particularmente la justicia, no hacen lo que manda la
ley frente a los atropellos, los ultrajes, las heridas y las muestres de
nuestros educadores, como si no fuesen seres humanos, con iguales derechos que
todos los ciudadanos.
Eso es lo que pasa en Barahona
con los casos de la profesora Lolina y
de la profesora Angela, dos trabajadoras de la educación consagradas,
asesinadas, sin que se haga la justicia que establece la ley, ni la justicia
que espera la sociedad barahonera y dominicana.
En el caso de Lolina hay una
total impunidad, en el caso de Ángela hay una complicidad, una amañada
aplicación de la ley para proteger a los agentes policiales que la asesinaron
al lado de su casa, sin ofender a nadie, sin causarle daño a nadie, como vivió
toda su vida, luchando por los demás.
Es tiempo de que en estos casos
se actúe con seriedad, con responsabilidad, investigando a fondo el caso de
Lolina, deteniendo a los culpables y aplicándole todo el peso de la ley, en el
caso de Angela es necesario que el caso sea reencausado, no es posible que un
hecho así sea tratado como homicidio involuntario y que uno de los dos agentes
policiales sea sacado del expediente, como ocurrió en Barahona, a lo mejor por
complacencia del ministerio público con la policía o con los agentes policiales
que habían mandado desde la Fiscalía a buscar un preso al cuartel Villa Estela.
Volviendo al Estado y la
condición de los educadores, esperamos que se haga conciencia y que al preparar
el próximo presupuesto, 2015, se contemplen partidas para casas, apartamentos,
perfeccionamiento docente, recreación, tecnología, etc… a favor maestros y
maestras.
En nombre de la Alianza por el
Rescate de Barahona y en el mío propio, felicitamos a todos los educadores y
educadoras, le acompañaremos en los actos en su
honor, siempre estaremos a su lado y en especial cada 30 de junio,
porque no hay fuerza humana que nos haga olvidar a esos seres especiales, mucho
menos en su día.
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