Por . Justo Luperon (Frank Adolfo)
Hace exactamente cinco años, escribí este articulo para un periódico en el cual publicaba mis notas.
Revisando mis archivos, como suele suceder en estos días del año, me lo reencontré -pues le había extraviado- y, al escudriñar en su contenido me dije: -bueno, esta bien. Se adecúa a la realidad- Por tanto, se lo envío a mis contactos que tienen conmigo comunicación cálida y dentro del concepto de una amistad llena de limpieza espiritual. Un presente en estos días en donde nace un niño dentro de nosotros que pugna por crecer y desarrollarse normal, como todos los niños del mundo. Dejémosle salir y ayudémosle a crecer, ricamente.
He tenido el deseo de servir en todo momento, primero, a las gentes y, después, cumplir con los deberes que como metas he trazado desde temprana edad.
Debido a limitaciones en direcciones diferentes: económicas, sociales, afectivas, académicas, políticas no siempre alcance la realización plena, sí muchas satisfacciones adquiridas en el fragor de luchas desiguales, mismas que fueron lecciones marcando nuevos rumbos y definiendo al hombre crecido del hoy promisorio.
He llegado al instante desde el cual oteo los cuatro puntos cardinales, las estaciones, la sinfonía innegable de los astros, los vientos y trazo los planes iniciales del viaje inminente.
Llegamos a la edad para hacer balance del cúmulo de vivencias ordenadas, archivadas celosamente. Coordinar sin prisa, mas con firmeza y entereza, los próximos pasos del nuevo camino.
Aspiramos arribar a una vida de calidad, compartida con los deberes de un hombre comprometido con su obligación de dejar huellas inequívocas, enriquecidas, que motivaron otras vidas ejemplares, para cubrir tramos cada vez loables y dignos de ser vividos; protegidos por progresos materiales y espirituales.
Así en una reflexión con la que pido perdón a quienes, sin saber con la prisa, quizás hice daño. Quiero aspirar a ser comprendido. Claro, dentro de lo que cabe y reconociendo los diferentes niveles de comprensión de nuestros hermanos y hermanas que juntos transitamos por este plano terrenal.
Aspiro además, ser consecuente y entender que vivimos en el mundo circundante difíciles pruebas. Exigen estas pruebas cambios radicales y de profundidad considerable. Cambios dramáticos. Estamos obligados a someternos a revisiones de métodos, planes y accionar inmediato, de cortos y largos plazos en lo que a nos respecta; pero, sin descuidar que la obligación con las generaciones que se desplazan apurando su paso, también motivadas por el imperativo de la hora, deben encontrar en nuestras huellas el norte correcto, el adecuado para seguir construyendo el mundo digno de ser vivido, ya mejorado, tal cual hicieron aquellos que aun son inspiración de cada vez mejor entrega a la memoria colectiva.
Permítaseme por último, ser mas humano; menos egoísta. Dedicar, al menos unos instantes, a estar en la práctica de aprender quien soy para dar mejores reflejos del hombre que aun crece y pugna denodadamente por concentrarse en los principios que trascienden el esquema de oferta y demanda.
Estoy seguro de que alcanzaré cumplir estos objetivos, pues son simples, ajustados a realidades cuantificables y plausibles. Enmarcadas éstas en evaluaciones rigurosas. Así de sencillo estoy comprometido. He decidido presentar al hombre que soy.
Desde esa conciencia, deseo para todos mis hermanos y hermanas en la semejanza del justo pensar: felicidad rica en bendiciones y que el cúmulo de bienaventuranzas ya en nuestra interioridad, despierten al llamado de ser auténticos con nosotros mismos.
Hasta luego. En la jornada del nuevo año nos veremos. Así será.
Justo Manuel Luperon, de la Patrulla Ardilla, Colegio Barney Morgan con Boche, El prof. Daniel Cuevas y demas yerbas. Un abrazo desde lo mas profundo de mi corazon para ti y todos los tuyos. Mi gran declamador, como olvidarte, caramba. Monchin Andujar.
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