Por Wilson Gómez Ramírez
Dr. Wilson Gómez Ramírez |
Durante muchos años el pueblo barahonero se distinguió por la activa vida cultural y social que mostró, y que le mereció la ocupación de importantes espacios en la crónica periodística nacional.
Las décadas de los 40s y 50s fueron las más generosas, en el marco de estas se formaron las entidades socio-culturales de mayor trascendencia, es suficiente citar la creación de la Academia de Música y la oficialización de la Escuela Normal , ambas en 1942, gracias al esfuerzo del Ayuntamiento Municipal, y, también de la mano de la corporación edilicia, la apertura del Ateneo de Barahona, presidido por don Raúl G. González, e integrado además por los distinguidos munícipes Eliseo A. Damirón, Secundino Ramírez Pèrez (Gaía), Narciso T. Suberví, Francisco Manuel Tezanos, Jorge Abraham Hazoury (Nócin), y Guaroa Vásquez Acosta.
También formaron parte de esta casa de cultura Juan Guilliani Vólquez, Jorge N. Leguén, Alcibíades Espinosa, José R. Campos Navarro, Osvaldo S. Quezada, Octavia Moreta de Perdomo, José A. Robert, Alejando Lebrault, Constantino Cury Fernández, Carlos Castillo, Azor Hazoury, Carlos Lassís, Efraim Lembert Peguero, Angel Augusto Suero, Juan Brador, María Altagracia Quiñones y Rosa Herminia P. de Alba, entre otros.
Al despuntar la década de los 60s y con el reinicio de la vida democrática surgen entidades culturales de carácter popular como la Sociedad Cultural “Los Buenos Amigos” que alcanzó un importante nivel de aceptación en la juventud de la época hasta constituirse en un referente para las demás entidades de este género que se fueron formando durante estos años hasta el primer lustro de los años 70s.
Entonces surgen otras agrupaciones culturales de carácter popular como el Club “José A Robert”, “La Hermandad de Bateyeros”, los clubes “Juan Sánchez Lamouth”, “Salomé Ureña”, “Cristo Rey” y “Gregorio Luperón”, entre otros.
Llegaron a tener una importante incidencia social y esto les permitió avanzar hasta los medios de comunicación social como la entonces muy sintonizada Radio Barahona, allí “Los Buenos Amigos” producían el espacio sabatino “Pincelada Cultural”, en tanto que el “José A. Robert” difundía su programa dominical “La Voz de la Cultura ”.
El radio de acción de este movimiento juvenil en torno al quehacer cultural fue disminuyendo, no obstante el fuerte espaldarazo que constituía el Centro Regional Universitario del Suroeste (CURSO) hasta iniciar camino a la total desaparición luego de la salida del poder político del doctor Balaguer, razón inmediata de lucha y resistencia de aquella erguida juventud.
Aún cuando se han publicado varios libros sobre distintos aspectos de la vida barahonera, cuando es más fácil conseguir autorizados conferencistas locales y nacionales, cuando existe un Ministerio de Cultura y hay representación local del mismo, cuando se dispone de una magnífica plataforma que permite una efectiva convocatoria, como resulta la vía virtual, habiendo, inclusive, propósitos definidos en interés de llevar actividades culturales al seno del pueblo, se advierte, pese a todo, un escaso e imperceptible interés por parte de la gente, en especial de la juventud, por lo cultural.
Nuestro pueblo tiene que ser relanzado al cultivo del espíritu, al desarrollo de acciones de orden artístico, culturales e históricas, que permitan una sana alternativa capaz de reorientar a nuestros jóvenes, como lo ha hecho la impresionante agrupación musical “Sinfonías” en el aspecto artístico.
Una magnífica oportunidad para este relanzamiento nos la ofrece el año a punto de iniciarse con la celebración de la “Feria Regional del Libro Barahona ‘2011”, la cual promete ser un acontecimiento trascendente para todos los hombres y mujeres que pueblan esta laboriosa e importante Región, no siempre tomada en cuenta pese a sus extraordinarios y permanentes aportes a favor del país.
Los barahoneros organizados en la urbe newyorkina y en Puerto Rico tienen la oportunidad de participar con un stand en esta Feria, exponiendo de manera conjunta sus vivas acciones y sus nobles esfuerzos que, aunque lejos, realizan generosamente en aras de mantener encendido el culto a su lar nativo y contribuir con su crecimiento y desarrollo.
Esta es una oportunidad para aunar esfuerzos, unirnos y caminar juntos con el alto propósito de que Barahona continúe avanzando hasta volver a alcanzar el esplendor propio que históricamente le ha valido su denominación de “la Perla del Sur”.
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