Eran las 6:00 de la mañana del domingo 23 de marzo, 2014,
cuando sonaba mi celular, Yimi me anunciaba la llegada de los diablos de
Navarrete.
Salí hacia la embajada del carnaval, la casa de Yimi, que en
eso se ha convertido, ya sea para hacer las caretas, carrosas,
disfraces o
simplemente para ensayar y compartir.
Llegué con el chocolate con jengibre y los panes,
compartimos, hicimos las primeras fotos al nacer el alba y los despedí rumbo a
San Rafael.
Nos preparábamos para recibir otras comparsas y Luís Cuello,
animaba y trabajaba incansablemente, como cada año, por nuestro carnaval.
Ya al ceder la mañana el paso a la tarde y el picante sol
presentarnos la brisa fresca del malecón, las comparsas se alistaban para el
desfile y el pueblo abarrotaba el malecón.
El Batallón Comunitario, bandera en mano, marcaba el ritmo
del desfile, mientras Tavito avanzaba en su yipeta, con un niño al lado
envueltos en la euforia y los colores del carnaval.
Leger, Pichardo, Santana,
Oneyda y nuestro gobernador Peña
Rubio, disfrutaban y subían a la tarima para encabezar el carnaval.
José Santana y Sombolo, no se quedaban atrás, tenían el
carnaval en sus hombros, chorreaban los colores del carnaval, como los reales
caballos de esta jornada.
Avanzaban, las comparsas, subía la temperatura, se imponía
el ritmo rompe cintura. Cuanta alegría, cuanta algarabía, cuanto disfrute
popular.
Barahona, Cabral,
Cienaga, Paraíso, Enriquillo, Peñón, Jimaní, Santo Domingo, Bonao, La Vega,
Navarrete y otras representaciones, nos habías dado lluvia de gozo en un
carnaval que inauguró su acciona el vienes 22, dedicado a la Cachúas de Cabral,
que con Temístocles a la cabeza , hacían sonar los fuetes que hasta a mi me
contagiaron en nuestro desfile de carnaval.
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