Al cumplirse el 39 aniversario del asesinato
del periodista Orlando Martínez, participé en el acto realizado en San Juan de
la Maguana, el lunes 17 de marzo.
El escenario, el museo Orlando Martínez, próximo
a la entrada de San Juan, al parque, al arco, al palacio de justicia, el Hotel
Maguana, el CURO-UASD y la plaza a Caonabo, que han embellecido, cambiado la
cara, el entorno, a la cabecera de esa provincia.
Profesores, estudiantes, un cantautor y un
grupo de teatro, actores principales del evento, junto a gente del pueblo
recordaron a esa expresión ética, de valor y patriotismo del pueblo dominicano,
que fue Orlando Martínez.
El grupo de teatro, tomando como base el último
artículo escrito por Orlando en la revista Ahora, nos remontó al año 1975, a
mis 15 años y lucha análoga a la de Orlando, él desde las comunicaciones, desde
el PCD, yo que trabajaba en radio, era militante cultural, estudiantil y de la
Línea Roja del 14 de Junio.
Sentí su muerte como había sentido la de
Sagrario E. Díaz Santiago, mártir estudiantil brahonera y de la patria y la
muerte del Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.
Eran momentos muy difíciles, antes y después
cayeron otros comunicadores, asesinados por el régimen balaguerista, pero la
gran esperanza es que el ejemplo de esos mártires ilumine lo mejor de nuestros
comunicadores, por el bien de nuestro país.
Fue mi reflexión en un turno que me dieron en
el evento, en el cual llamé a romper el globo que todo lo encierra a favor del
capital, de los dueños de los medios y sus socios, que lanzan al zafacón de las
redacciones la mayoría de las noticias de los pobres o a penas les dan pequeños
titulare y pequeñas cuartillas, por más importantes que sean los temas.
Debemos dar importancia a los reclamos de
obreros, campesinos, amas de casas, mujeres, grupos populares y sus
reivindicaciones y los temas de la patria y los cambios en el mundo, sólo así
honramos a Orlando Martínez y hacemos que fructifique su ejemplo.
Orlando no tenía miedo, era un luchador por las
transformaciones sociales, por la libertad y nadie, absolutamente nadie,
compraba su pluma, sus ideas porque no estaban en venta.
Los comunicadores de hoy, los ciudadanos de
hoy, tenemos que seguir su ejemplo, ya que es la única forma de honrar memoria de Orlando Martínez al cumplirse 39
años de su asesinato.
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