Por Praede
Olivero Féliz
¿Quién soy yo?
Soy un ser humano que Dios trajo a este mundo para
servir a los demás, a través de mi familia y mis compañeros, siendo los más
humildes, los más pobres los principales sujetos de mis acciones a favor del
pueblo Barahonero, de la región sur, del pueblo dominicano , de la humanidad.
¿Cuál es mi origen?
Según mis padres y un acta de nacimiento nací en Las
Auyamas de Polo el 4 de marzo del año 1960, mi nombre lo escogió Jaguey, el
carnicero que me daba la pajarilla del cerdo que sacrificaba diariamente.
Aunque parezca increíble recuerdo esa infancia dura, a pesar de que
mis abuelos eran casi ricos.
Pichingo el dueño de la bodega, de la cancha, bar o
prostíbulo, de vacas y grandes fincas.
Chachito, comerciante, le puso a su primera hija
Papeleta, por la cantidad de pesos que tiró en su cuna, aunque la declaró como
Alba.
Quizás el problema fue de papá que muy joven se comió
la masa y lo hicieron cargar con los huesos de una menor que es mi madre,
teniendo que hacerse hombre antes de tiempo.
Tuve que recoger rata y el café maduro, bondá,
guineos, apio, chinas, limones,
toronjas, etc… y hacer mandados, ayudar a Chavé y al Mú a preparar el dulce de
coco para que me den la zarruma, marotear con mi hermano Abraham, mis amigos
curio, capachito y otros.
Conocíamos todo el cauce del rio, los pilotillos de
Carlos Díaz, la casona de don Manuel Cocco, la casa de Jaimito, la de Flor,
Teuda y casi todas las del lugar, la Cu, Los Arroyos, Bretón, La Ho, La Lanza,
Monteada Nueva, lugares que recorrimos desnudos, descalzos o con soletas a
pesar del frio, que nos hacia votar humo por la boca y a veces titiritar.
En Polo nunca me inscribieron en la escuela, en la
época eran necesarios 7 años para admitir al niño.
En septiembre del año 1966, teniendo 6 años y meses
llegó el ciclón Inés, destruyó mi casa, sólo dejó el piso, pasando a ser
damnificados.
Recuerdo la llegada de los helicópteros, la ayuda
internacional y las galletitas y quesos que repartían los Cocco.
Partimos a Cabral, luego a Barahona, nos establecimos en Savica Municipal,
hoy Camboya, donde aún vivimos en la calle
Segunda (Roberto Soler) No. 2. Ese día, jamás lo he podido olvidar, lo
recuerdo en detalle y se los contaré; hasta entonces, porque ese soy yo,
pasando más trabajo que un catre viejo.
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