domingo, 16 de marzo de 2014

MI VIDA EN EL MOVIMIENTO CLUBISTICO

Estando en el último año de la escuela primaria, ingresé al Club “José Núñez de Cáceres, quien proclamó la independencia efímera en el año 1821.

Dicho club funcionaba en la calle 3, próximo a Bachalo, al lado de Gonzalba y casi frente a Manuel medina, éstos últimos miembros del club. Antes de ingresar lo visitaba con frecuencia.

Medina fue el responsable de mi ingreso y compartí una buena relación de amistad y trabajo con él, que se extiende como hermandad hasta el día de hoy.

Entre otros miembros del club recuerdo a José Cuello, Hilda Féliz, Virgen, Julio César, Benedicto y casi todos los jóvenes despiertos del barrio.

Incursionamos en el deporte, el arte y la cultura. Teníamos uno de los mejores grupos de poesía coreada, el Salomé Ureña y un gran equipo de dominó, que ganó un campeonato inter clubes.

Trabajamos en la asociación de clubes de  Barahona de la que formaban parte el Núñez de Cáceres, Cristo Rey, Gregorio Luperón, Fernando Arturo de Meriño, Amistad y Progreso, Eugenio María de Hostos, Los Buenos Amigos, Hermandad de Estudiantes Batelleros, entre otros.
F
ui presidente del club y también de la Asociación de Clubes de Barahona dese la que interactué con los clubes de la región, de otras regiones y el país.

Participé en el encuentro nacional de clubes coordinado por el poeta Mateo Morrison desde el Departamento de Difusión Cultural de la UASD.

 Fue una experiencia inolvidable que marcaría mi relación con grandes personalidades del arte, la cultura, el deporte, la educación, el movimiento obrero, campesino, de mujeres, estudiantil, etc…

Debo confesar que los partidos políticos y en especial los de izquierda trabajaban en los clubes como uno de sus frentes  y que yo, siendo un adolescente pertenecía a la Línea Roja del 14 de Junio, cuyo líder era José González Espinosa, cabraleño-barahonero, que era el partido que dominaba el movimiento clubístico en sentido general, aunque otros partidos dominaban clubes y asociaciones y practicábamos la unidad.

Esta  era una realidad que de una u otra forma sabía la policía, por eso también nos perseguían, y nos reprimían. Varios fuimos encarcelados y golpeados.

En una ocasión se presentó el grupo de poesía coreada Salomé Ureña en el teatro de Neyba, frente al parque y tuvimos que salir en desbandada ante la persecución policial. 

En otra ocasión presentamos a Ramón Leonardo en Barahona y nos hicieron correr hasta más no poder, siendo estas acciones represivas las más simples que sufrimos.


Cuanto miedo tenía a la verdad la dictadura Yanqui-balaguerista y sus fuerzas represivas verdad que me marcó para siempre y en especial mi vida en el movimiento clubístico.

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